Morderse las uñas es una costumbre bastante común, pero, ¿te has planteado alguna vez que puede llegar a ser una enfermedad? Este hábito se llama onicofagia y es un problema generalizado que afecta a numerosas personas. Si bien es más frecuente en niños y adolescentes, este comportamiento puede presentarse en individuos de todas las edades. Además, puede tener repercusiones negativas en la salud tanto física como mental de la persona. Desde el Centre de Psicologia Canvis queremos informar de la importancia de controlar este tipo de costumbre ya que puede traer repercusiones negativas en la salud tanto física como mental de la persona.

¿Qué es la onicofagia?

La onicofagia se define como un comportamiento nervioso en el que una persona se muerde las uñas de las manos y/o de los pies. Este hábito puede ser desencadenado por diversas razones, tales como el estrés, la ansiedad, el aburrimiento o la frustración. La onicofagia puede ser una costumbre habitual para muchas personas y resulta complicado dejarla debido a su naturaleza compulsiva (Gordoa, 2017).

Desde la psicología vemos que este hábito de morderse las uñas puede ser una respuesta a situaciones de estrés o ansiedad. Las personas que experimentan niveles elevados de estrés pueden hallar consuelo en el acto repetitivo de morderse las uñas. Según estudios, este comportamiento puede provocar la liberación de endorfinas en el cerebro, lo que a su vez puede aliviar temporalmente el estrés y la ansiedad (Pardo, 2019). Sin embargo, aunque la onicofagia puede proporcionar un alivio temporal de estos síntomas, también puede tener consecuencias negativas en la salud física y mental de una persona. Para empezar, se debe tener en cuenta que las uñas son una barrera protectora entre los dedos y el entorno externo, por lo que morderse las uñas puede aumentar el riesgo de infecciones y enfermedades. Además, el acto de morderse las uñas puede dañar la piel alrededor de las uñas y causar dolor y sangrado.

En términos de salud mental, la onicofagia se encuentra bastante presente en el trastorno obsesivocompulsivo (TOC) y el trastorno de ansiedad generalizada (TAG). Normalmente, las personas que sufren este tipo trastornos padecen ansiedad, nerviosismo y estrés, por lo que morderse las uñas puede hacerles sentir alivio. Por otro lado, la onicofagia puede tener consecuencias sociales. Las personas que muerden sus uñas pueden sentir vergüenza o incomodidad por su hábito, lo que puede afectar su confianza y autoestima. Además, este tipo de enfermedad también puede ser vista como poco atractiva o poco higiénica por los demás, lo que puede hacer que las personas eviten interactuar con alguien que muerde sus uñas.

Tipos de onicofagia

La onicofagia puede presentarse en diferentes grados de severidad. En el caso de la onicofagia leve, se muerden las uñas de forma ocasional sin causar heridas o inflamación. Sin embargo, este comportamiento podría ser un indicador de problemas de ansiedad o estrés. En cambio, la onicofagia moderada implica morder las uñas de forma recurrente y habitual, lo que puede provocar inflamación e infecciones y afectar la apariencia de las uñas y las cutículas. Esto también puede ser un indicador de ansiedad o estrés crónico. La onicofagia grave es aún más severa, ya que implica morder las uñas con frecuencia y con una intensidad significativa, lo que puede causar heridas profundas en las uñas y los dedos y afectar la realización de tareas cotidianas. La onicofagia compulsiva es un trastorno obsesivo-compulsivo en el que la persona siente una necesidad irresistible de morderse las uñas constantemente, incluso a pesar de conocer los efectos negativos que esto puede tener. Por último, la onicofagia psicótica es una forma extrema de este comportamiento en la que la persona se arranca las uñas y los dedos con los dientes, lo que puede causar lesiones graves y permanentes. En este caso, se trata de un trastorno psiquiátrico que debe ser tratado de forma urgente por un profesional de la salud mental (Restrepo Serna, 2011).

En resumen, la onicofagia puede manifestarse de diversas maneras y niveles de gravedad, desde un hábito suave hasta un trastorno obsesivo-compulsivo o incluso un comportamiento psicótico. Es fundamental buscar asistencia si la onicofagia está teniendo un impacto negativo en la calidad de vida de una persona y está interfiriendo en sus relaciones interpersonales o actividades diarias. Onicofagia en niños

La onicofagia se presenta de forma diferente según la edad que tenga cada persona. En el caso de los niños, hay diferentes factores que favorecen la aparición de esta enfermedad. Desde una perspectiva psicológica, la onicofagia puede ser un indicador de problemas emocionales subyacentes que deben ser abordados para ayudar al niño a superar el hábito.

Los niños que se muerden las uñas a menudo pueden hacerlo como una forma de liberar la tensión o la ansiedad que sienten en su vida diaria. Este hábito puede convertirse en una forma de autocalmarse, y esto puede llevar a un ciclo en el que el niño se siente ansioso, se muerde las uñas para sentirse mejor temporalmente, y luego se siente avergonzado o frustrado por el estado de sus uñas.

Además, la onicofagia puede tener un impacto negativo en la autoestima y la autoimagen de un niño. Los niños que se muerden las uñas a menudo pueden sentirse avergonzados o incómodos por el aspecto de sus manos y dedos. Esto puede afectar su confianza en sí mismos y su capacidad para interactuar socialmente con otros niños. Es importante que los padres y los profesionales de la salud mental aborden la onicofagia desde una perspectiva emocional y psicológica. En lugar de simplemente tratar el síntoma de la onicofagia, se debe trabajar con el niño para identificar y abordar las causas subyacentes del comportamiento. Una forma de hacerlo es hablar con el niño sobre sus sentimientos y emociones. Puede ser útil que el niño mantenga un diario para registrar sus emociones y pensamientos y trabajar con un terapeuta para identificar patrones y desencadenantes de ansiedad o estrés (Restrepo Serna, 2011).

En algunos casos, puede ser necesario el tratamiento con un profesional de la salud mental, como un psicólogo o un psiquiatra, para abordar problemas emocionales subyacentes más graves que puedan estar contribuyendo a la onicofagia.

Onicofagia en adultos

Existen diversos factores que pueden influir en la aparición de la onicofagia en adultos. La ansiedad y el estrés, provocados por problemas en el trabajo, conflictos interpersonales o preocupaciones financieras, son algunos de los motivos que pueden llevar a las personas a morderse las uñas como forma de liberar la tensión acumulada. Por otro lado, el perfeccionismo es otro factor que puede desencadenar la onicofagia, ya que aquellas personas que buscan la perfección en todos los aspectos de su vida pueden sentir ansiedad y tensión constante. El aburrimiento también puede ser un factor que influya en el comportamiento de morderse las uñas, ya que algunas personas pueden recurrir a esta acción como una forma de entretenimiento. Además, la falta de habilidades para manejar el estrés y la ansiedad también puede influir en la aparición de la onicofagia en adultos, ya que algunos pueden recurrir a este comportamiento como una forma de sentirse mejor (Torrijos et. al., 2016).

Se debe tener en cuenta que esta enfermedad puede ser un síntoma de problemas emocionales o psicológicos subyacentes, como trastornos de ansiedad, depresión o trastornos obsesivocompulsivos. Por lo tanto, es importante este tipo de pacientes implementen estrategias de prevención y tratamiento, como el refuerzo positivo, la relajación y la meditación, y el uso de esmaltes de uñas amargos o guantes para evitar la tentación de morder las uñas.

Onicofagia en la vejez

También es importante destacar que morderse las uñas no solo existe en la infancia o bien en la edad adulta, sino que también puede aparecer en la vejez. En este caso, aunque puede parecer un comportamiento inofensivo, puede tener consecuencias físicas y psicológicas significativas. Hay varios factores que ayudan a explicar la aparición de este tipo de comportamiento durante la tercera edad. Uno de ellos son los cambios físicos, que pueden hacer que las uñas sean más débiles y, por lo tanto, más propensas a la rotura, lo que a su vez puede llevar a la onicofagia. Además, la vejez puede ser una época de transición y cambio, lo que puede generar ansiedad y estrés, y la onicofagia puede ser una forma en que las personas mayores tratan de liberar esta tensión. También pueden enfrentar problemas de salud, como enfermedades crónicas, dolor y limitaciones físicas, y la onicofagia puede ser una forma de lidiar con estos problemas de salud y sentir una sensación de control (Serrano, Tena, 2012). Otra causa puede ser el aburrimiento, así como el desarrollo de comportamientos compulsivos, como la onicofagia, en personas mayores que sufren de demencia. Es importante señalar que la onicofagia en la vejez puede tener consecuencias físicas significativas, como infecciones en las uñas y en los dedos, dolor en los dedos, problemas dentales y problemas digestivos. Por esta razón, es especialmente importante tratar la onicofagia en la vejez y prevenir la mordedura de uñas en la medida de lo posible.

¿Qué tipo de tratamientos existen actualmente?

Esta enfermedad puede ser tratada desde un punto de vista psicológico. A continuación, se presentan algunas estrategias que los profesionales de la salud mental pueden utilizar para ayudar a las personas que padecen este hábito:

  1. Identificación de las causas subyacentes: es importante identificar las causas subyacentes del hábito de morderse las uñas. Esto puede incluir factores emocionales como el estrés, la ansiedad o la frustración. Una vez identificadas las causas subyacentes, se pueden desarrollar estrategias para abordarlas.
  2. Técnicas de relajación: las técnicas de relajación como la meditación, el yoga o la respiración profunda pueden ayudar a reducir los niveles de estrés y ansiedad. Esto puede ayudar a reducir la necesidad de morderse las uñas como una forma de aliviar el estrés.
  3. Terapia cognitivo-conductual: la terapia cognitivo-conductual (TCC) es una forma de terapia que se centra en cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento que pueden estar contribuyendo a la onicofagia. La TCC puede ayudar a las personas a identificar los desencadenantes de su comportamiento de morderse las uñas y a desarrollar estrategias para cambiar ese comportamiento.
  4. Hipnosis: la hipnosis puede ser una herramienta útil para tratar la onicofagia en algunas personas. La hipnosis puede ayudar a reducir la ansiedad y mejorar la autoestima, lo que puede disminuir la necesidad de morderse las uñas.
  5. Apoyo social: el apoyo social puede ser útil para las personas que luchan contra la onicofagia. Las personas pueden encontrar apoyo a través de grupos de apoyo, amigos y familiares. Esto puede ayudar a reducir la ansiedad y mejorar la autoestima, lo que puede disminuir la necesidad de morderse las uñas.

Es importante tener en cuenta que el tratamiento de la onicofagia puede ser un proceso largo y complejo. Las estrategias de tratamiento pueden variar de una persona a otra y pueden requerir un enfoque multidisciplinario que involucre a profesionales de la salud mental y médicos. Además, las personas que luchan contra la onicofagia pueden requerir apoyo continuo para evitar recaídas.

Psicoanálisis y onicofagia

Tal y como se ha comentado anteriormente, existen diversas estrategias psicológicas que pueden ayudar a tratar este hábito y desde el centro de Psicología Canvis queremos poner hincapié en el psicoanálisis ya que este puede brindar una comprensión más profunda sobre las causas subyacentes de este comportamiento, lo que puede contribuir a tratarlo de manera más efectiva.

De acuerdo con la teoría psicoanalítica, la onicofagia puede ser una manifestación de un conflicto interno no resuelto en el individuo, el cual puede estar relacionado con el control de impulsos, la ansiedad o la falta de autoestima. Este hábito puede servir como una forma de liberar el estrés o la ansiedad, o de controlar la agresión interna (Pardo, 2019). El psicoanálisis puede ayudar a la persona a explorar las causas subyacentes del comportamiento y desarrollar una mayor comprensión de su psicología interna. Por ejemplo, un psicoanalista puede trabajar con la persona para identificar los desencadenantes emocionales que llevan al comportamiento de morderse las uñas. A través del proceso de análisis, la persona puede desarrollar una mayor conciencia de su estado emocional y aprender a manejar mejor los sentimientos negativos.

El psicoanálisis puede ser útil para que una persona explore su pasado y sus relaciones interpersonales. Un psicoanalista puede ayudar a la persona a reconocer patrones de comportamiento inconscientes que podrían estar contribuyendo al hábito de morderse las uñas. Por ejemplo, una persona que sufrió un trauma emocional durante su infancia puede desarrollar comportamientos autodestructivos, como morderse las uñas, como una forma de hacer frente al dolor emocional. Además, El psicoanálisis también puede contribuir a que una persona aumente su autoestima y autoaceptación. Durante el proceso de análisis, la persona puede comprender mejor su psicología interna y aprender a aceptarse y valorarse a sí misma. Esto podría disminuir la tendencia a tener comportamientos autodestructivos, como morderse las uñas.

Bibliografia

Gordoa, C. M., Martínez, D. H. C., & Cárdenas, J. M. (2017). Onicofagia la mala costumbre de comerse las uñas.

Pardo, C. G. (2019). Onicofagia. Revista de Investigación y Educación en Ciencias de la Salud (RIECS), 4(2), 98-100.

Restrepo Serna, C. C. (2011). Tratamiento de la onicofagia en niños. Revisión sistemática. Rev. odontopediatr. latinoam, 93-101.

Serrano, G. N. S., & Tena, R. O. (2012). Onicofagia: estudio de caso de una mujer adulta. Uaricha, Revista de Psicología, 9(20), 71-87.

Torrijos Valencia, M. V., Sánchez Meraz, W., Mariel Cárdenas, J., Gutiérrez Cantú, F. J., & Mariel Murga, H. (2016). Onicofagia en adultos.