Las personas que se ven envueltas en una situación de trauma pueden desarrollar un trastorno llamado Trastorno por Estrés Postraumático.

¿Qué significa trauma?

La palabra trauma deriva del griego y significa herida. Un trauma es una herida duradera que puede ser provocado por varias situaciones. El trauma, sin importar su origen, lastima de tal manera la salud y salud mental, la seguridad y el bienestar de la persona, que esta puede llegar a desarrollar creencias falsas y destructivas de sí misma y del mundo.

¿Qué es el Trastorno por Estrés Postraumático?

Es un trastorno mental desencadenado por una situación aterradora, ya sea que la hayas experimentado o presenciado. Los síntomas del trastorno de estrés postraumático pueden comenzar dentro de un mes de un suceso traumático, pero a veces pueden no aparecer hasta años después.

Por lo general los síntomas suelen ser:

  • Recuerdos intrusivos tales como recuerdos recurrentes: involuntarios y angustiantes del hecho traumático como si estuviera sucediendo otra vez; sueños perturbadores o pesadillas acerca del hecho traumático; angustia emocional grave o reacciones físicas a las cosas que te recuerdan el suceso traumático.
  • Evasión, donde la persona trata de evitar pensar o hablar acerca del suceso traumático y evita también lugares, actividades o personas que te recuerden el suceso traumático.
  • Cambios negativos en el pensamiento y en los estados de ánimo: Pensamientos negativos sobre si mismo, otras personas o el mundo en general, desesperanza acerca del futuro, problemas de memoria, incluso no recordar aspectos importantes del suceso traumático, dificultad en mantener relaciones cercanas, sentirte distanciado de tus familiares y de tus amigos, falta de interés en las actividades que antes le gustaban, dificultad para sentir emociones positivas y sentirse emocionalmente inestable.
  • Cambios en reacciones físicas y emocionales, asombrarte o asustarte fácilmente, estar siempre alerta al peligro, conducta autodestructiva, trastornos del sueño, dificultad en concentrarte, irritabilidad, arrebatos de ira o conducta agresiva y sentimientos abrumadores de culpa o venganza.

En caso de que el trauma suceda en menores de 6 años, pueden evidenciarse la recreación del evento traumático o aspectos a través del juego o sueños aterradores que podrían o no incluir aspectos del evento traumático. Además, suelen tener síntomas tales como orinarse en la cama después de haber aprendido a ir al baño, olvidarse de cómo hablar o no poder hacerlo, representar la experiencia traumática a la hora de jugar y aferrarse de forma inusual a sus padres o a otro adulto.

También podemos encontrar conductas disruptivas, irrespetuosas o destructivas. Los adolescentes más mayores, pueden acabar de sentirse culpables por no haber evitado lesiones o muertes.

Es natural sentir miedo durante y después de una situación traumática. El temor forma parte de la respuesta normal de «lucha o huida» del cuerpo, que nos ayuda a evitar o a responder ante un posible peligro.

¿Quién puede sufrir estrés postraumático?

Cualquier persona puede tener este trastorno, independientemente de la edad. Esto incluye a veteranos de guerra, una agresión física o sexual, maltratos, un accidente o catástrofe… No todas las personas que atraviesan por una situación peligrosa tendrán trastorno por estrés postraumático.

¿Qué factores de riesgo podemos encontrar?

Los factores de riesgo relacionados con una mayor predisposición a padecer Trastorno por Estrés Postraumático son:

  • Haber pasado por circunstancias peligrosas o traumáticas.
  • Salir lastimado o ver a personas heridas o que fallecen.
  • Haber tenido traumas infantiles.
  • Sentir terror, impotencia o miedo extremo.
  • Tener poco o ningún apoyo social después del acontecimiento traumático.
  • Enfrentar estrés adicional después de la experiencia traumática, como la pérdida de un ser querido, dolor y lesiones, o la pérdida del trabajo o del hogar.
  • Tener antecedentes personales o familiares de enfermedades mentales o del uso de sustancias.

¿Y, por el contrario, qué factores de resiliencia encontramos?

Aquellos factores que pueden reducir la probabilidad de presentar el trastorno incluyen:

  • Buscar ayuda de amigos, familiares o grupos de apoyo.
  • Aprender a sentirse bien con la forma en que actuó como respuesta a la experiencia traumática.
  • Contar con una estrategia de afrontamiento para superar y aprender de un evento traumático.
  • Estar preparado y ser capaz de responder a acontecimientos perturbadores cuando estos ocurran, a pesar de sentir miedo.

¿Cómo se trata el trastorno por estrés postraumático?

Cualquier persona con síntomas de estrés postraumático puede consultar a un profesional de la salud mental, entre los tratamientos principales encontramos la psicoterapia.

En terapia cognitiva conductual encontramos la terapia de exposición, la cual ayuda a las personas a aprender a controlar su temor al exponerlas poco a poco y de forma segura a la experiencia traumática que tuvieron.

Por otro lado, encontramos la reestructuración cognitiva ayuda a comprender el acontecimiento traumático, de esta manera puede ayudar a las personas con este trastorno a pensar en lo que sucedió de manera realista.

¿Qué tipos de traumas podemos encontrar?

Existen diferentes clasificaciones para dividir los traumas psicológicos, pero principalmente pueden agruparse en dos.

En traumas naturales, en los que no interviene un ser humano, como podrían ser las catástrofes naturales como los huracanes, terremotos o inundaciones. En esta categoría entran los accidentes de avión, coche, tren o bien accidentes laborales o incendios.

Y, por otro lado, encontramos los traumas interpersonales, los causador por otro ser humano o por uno mismo. En este tipo de traumas entra la violencia criminal como un atraco, un asalto, un secuestro o un atentado terrorista, violencia sexual, abusos físicos o maltratos… Además, estos, pueden ser únicos o repetidos, según la frecuencia con que esto suceda. También depende según el momento en el que se viva.

¿Cuál es el pronóstico del estrés postraumático?

El curso del trastorno puede variar, aunque algunas personas se recuperan en seis meses, otras tienen síntomas que duran un año o más. A menudo, las personas con este trastorno tienen afecciones concurrentes , como depresión, trastorno por uso de sustancias o uno o más trastornos de ansiedad. En general el trastorno no desaparece, pero los síntomas pueden controlarse de forma satisfactoria con el tratamiento prescrito.

Algunos estudios han demostrado que el tratamiento con betabloqueantes y/o con opiáceos en el momento del trauma agudo posteriormente podría desencadenar la fase crónica del trastorno por estrés postraumático, reduce la posibilidad de entrar en la fase crónica.

¿Qué causas podemos encontrar en el trauma psicológico?

Las causa de aparición de traumas tienen dos componentes: uno experiencial y otro neuropsicológico. En el primero encontramos hechos que con mucha frecuencia son vistos como fuentes de peligro o señales de que algo muy grave pasa en el entono, como un accidente de tráfico, o un abuso sexual. Estos eventos tienen implicaciones significativas para la integridad de las personas, y por eso tienen una alta carga emocional.

Por otro lado, en el segundo aspecto relacionado con el funcionamiento del sistema nervioso, encontramos el modo en el que la información referente a estos hechos es procesada y almacenada por el cerebro.

¿Qué se puede hacer para superar un trauma?

En primer lugar, se debe acudir a un profesional especializado en trastorno por estrés postraumático. En este contexto la persona contará con apoyo especializado adaptado a su caso y que no se limitará a mitigar los síntomas, sino a intervenir sobre la raíz del problema. Además, en algunos casos es recomendable también de asistencia psiquiátrica, sobre todo para aliviar a medio plazo los problemas derivados de la ansiedad al revivir el trauma.

Por otro lado, intenta no entrar en las dinámicas de evitación, esta aparente solución, a pesar de evitar el malestar a corto plazo, lo refuerza a medio y largo plazo. Lo ideal es aprender a afrontarlo de manera progresiva, aunque eso implique pasar unos momentos difíciles o incómodos.

Intenta suprimir totalmente el malestar, hay que procurar no caer en la trampa de creer que podemos bloquear totalmente el malestar que nos genera, el objetivo es aceptar que no podemos controlar totalmente nuestros pensamientos para no darle más fuerza de la que realmente al recuerdo vinculado al trauma.

Mantén una vida social activa, nos permitirá crear nuevas conexiones en nuestra memoria, de manera que no todo nos lleve a revivir el recuerdo traumático de la misma manera.

Otra opción podría ser asistir a grupos de apoyo, conocer quienes somos y sentirnos comprendidos. Los grupos de apoyo nos permiten expresar y encontrar un ambiente seguro donde no nos sintamos diferentes y podemos compartir tanto momentos malos como estrategias y técnicas que nos están siendo útiles en nuestro proceso de recuperación.

Finalmente, cuestionar la interpretación pesimista de las cosas, hay que afrontar las situaciones o los distintos acontecimientos del día a día desde una mentalidad constructiva.

 

Bibliografía: