¿Crees que los psicópatas no sienten empatía ni tienen emociones? ¿Que tienen una mirada fría, expresiones serias y una capacidad intelectual superior? ¿Que están locos, son unos criminales y nunca podrán integrarse en la sociedad? Entonces sigue leyendo este artículo.

Para entrar un poco en materia, a finales de los 80, la American Psychiatric Association, sustituyó el término “psicópata” por el de “trastorno antisocial de la personalidad”, que también incluye el término de “sociópata”.

Aunque sean conceptos que suelen mezclarse, hay numerosas diferencias entre ambos tipos, así que, vamos a hacer una distinción entre ellos con tal de profundizar en mayor medida en las emociones de cada perfil.

La personalidad de los sociópatas los hace tener menos estabilidad emocional y, a su vez, presentan una alta impulsividad. Tienden al aislamiento y a tener un comportamiento poco sociable, viéndose, así, como personas que no encajan fácilmente en la sociedad.

En el caso de ser criminales, hayan cometido actos violentos o no, suelen ser movidos por actitudes compulsivas y, además, pueden llegar a sentir remordimientos tras ello. Su perfil muestra a una persona impaciente, fácilmente explosiva e inestable y, por ende, carecen de una buena capacidad de planificación.

Por otra parte, los psicópatas no son tan llamativos a simple vista, ya que son capaces de integrarse mejor en la sociedad. Parecen personas normales, sociables y empáticas. No tienen problema en manejarse con otras personas porque muestran un gran encanto superficial, elocuencia y seguridad.

Estos, a su vez, son más fríos y calculadores, por lo que planean muy bien sus actos y no tienen miedo a tomar riesgos con tal de que no los detecten. Ellos no se dejan llevar por el momento, son pacientes y, debido a ello, logran cometer un menor número de errores. Estos, por contrario, no sienten remordimientos.

No resulta una tarea sencilla poder distinguir entre ambos tipos de trastornos ya que es todo un conjunto continuo de conductas y, muchos profesionales todavía no se ponen de acuerdo en si hay que diferenciarlos o no.

Pero aquellos que creen que hay que diferenciarlos coinciden en que la psicopatía es la presencia del trastorno de personalidad antisocial hereditario y la sociopatía es la aparición de dicho trastorno debido a causas internas y/o externas como: una lesión cerebral, vivencias traumáticas con elevadas dosis de estrés, abusos, negligencia en edades tempranas… en resumen, un componente latente interno que puede ser activado por el entorno.

Además, sabemos que existe una especie de vínculo que resulta particularmente interesante entre los psicópatas o sociópatas y los asesinos en serie. En este sentido, es importante aclarar que, no todos los psicópatas o sociópatas se llegan a convertir en asesinos en serie y que, a su vez, estos últimos no tienen por qué ser psicópatas o sociópatas.

Con esto, nos puede surgir la siguiente pregunta: ¿qué es lo que determina que unos sean asesinos violentos y, otros, personas normales?

Aquí es donde entra en escena la importancia de las emociones. Las emociones, son una experiencia afectiva de carácter positivo o negativo que afecta a nivel de tres sistemas complementarios: el conductual/expresivo, el cognitivo/subjetivo, y a nivel fisiológico/adaptativo.

De este modo, las emociones cumplen un papel fundamental en la conducta violenta, ya que la violencia viene acompañada precisamente de emociones muy fuertes. Pero, también hay que considerar diversos rasgos de la personalidad que intervienen en el comportamiento violento.

Numerosos estudios llevados a cabo con reclusos revelan que la personalidad depredadora y fría característica del psicópata se asocia con un escaso funcionamiento del área cerebral encargada de la respuesta emocional negativa. Y ¿qué efecto tiene esto?

Pues imagina que tenemos dos botones, uno de “aproximación” y otro de “huida”. En el caso de los psicópatas es como si ellos tuvieran ese botón bloqueado.

Así, por ejemplo, se llevó a cabo un estudio en el que se les daba una cantidad de dinero que podían conservar o apostar para ganar más o perder dicha apuesta.

Las personas normales escogían cuándo les convenía apostar y cuándo no, dependiendo de la probabilidad de acierto, pero los psicópatas, lo apostaban todo siempre y resulta que justamente esa característica hacía que finalmente obtuvieran una mayor cantidad de dinero que las personas normales.

De este modo, esa capacidad disfuncional de su sistema puede resultar ser de gran ventaja en ciertas situaciones, pero no en otras. Es por eso que, muchas de las personalidades con rasgos psicopáticos son las que ocupan cargos de más poder, porque “van con todo” siendo capaces de arriesgarse más.

Por otro lado, hay diversos estudios sobre el trastorno antisocial de personalidad que podrían dividirse en:

  • Estudios que incluían lenguaje:
  1. La capacidad para experimentar miedo o ansiedad: la capacidad para experimentar el miedo o la ansiedad está muy disminuida en comparación con personas no psicópatas, ya que, tal y como hemos mencionado esto tiene que ver con que su “botón de huida” no funciona como lo haría normalmente y su percepción del peligro no es la misma que la nuestra.

Por ejemplo: en un experimento en el que se les mostraban estímulos amenazantes o dolorosos, los percibían como algo simplemente “interesante” y su tasa cardíaca no aumentaba en ningún momento, en comparación con el grupo de no psicópatas que sí que mostraban dicha alteración.

  1. Respuesta emocional a imágenes: reaccionan de la misma manera tanto a estímulos agradables como desagradables, ya que, cuando se les presentan imágenes de diferente valencia, muestran el mismo número de parpadeos ante ambos estímulos.
  2. Respuesta emocional verbal: cuando se les pide que imaginen frases neutras y otros de un contenido emocional elevado, apenas hay diferencia en la tasa cardíaca entre ambos tipos de frases y, en cambio, esta sí existe en sujetos no psicópatas, lo que vuelve a evidenciar la limitada capacidad que presentan para sentirse afectados por las emociones.
  3. Afectación en la conducta ética: la ética está compuesta, por un lado, de un conjunto de conocimientos y, por otro, de la aceptación y códigos morales y sociales propios de cada región.

De este modo, la persona tiene que saber cómo aplicar dicha ética y aprender a ser un sujeto con moral al ponerla en práctica, ya que no es suficiente con estudiarse solo la teoría.

Esto último es justamente lo que sucede con los psicópatas, que hacen uso del lenguaje sin llegar a entender realmente el significado de lo que expresan debido al error de integración entre las palabras y la emoción.

Por ejemplo, en un estudio en el que se planteaba el dilema del tren a un grupo de psicópatas y de personas no psicópatas, surgían resultados interesantes.

El dilema del tren consiste en que estás en la cabina del maquinista y el tren va sin frenos. Delante tienes una vía en la que hay 5 trabajadores y no les puedes avisar, lo único que podrías hacer es darle a la palanca y cambiar a la segunda vía, en la que hay una sola persona.

En este caso, no suele haber muchas resistencias por parte de ambos grupos y, racional y fríamente, ambos escogen mover la palanca para poder salvar 5 vidas a cambio de una.

¿Pero qué sucede cuando el dilema se vuelve menos impersonal? En este segundo caso se plantea que tú estás al lado de las vías y solo puedes frenar el tren si empujas a un hombre corpulento que tienes delante a las vías.

Este dilema resulta personal y mucho más complejo para el grupo normal, ya que eres tú mismo el que tienes que empujar a esa persona y, aunque no deja de ser el mismo valor de vidas (una a cambio de cinco), a los psicópatas no les cuesta nada tomar esta decisión.

Para complicarlo aún más, esta diferencia de conducta se proyecta de una forma muy particular en el cerebro. Resulta que el patrón de activación neuronal en ambos grupos está ligado con los dilemas morales impersonales, pero diverge significativamente cuando las cosas empiezan a ponerse un poco más personales.

  • Estudios que no incluían lenguaje:
  1. Estudio con electrodos: se colocan electrodos en la cabeza para medir la capacidad de reacción de los sujetos. Así, se ha visto que las personas no psicópatas son más rápidas y certeras a la hora de identificar estímulos con carga emocional que solamente a palabras neutras y no se ha visto esta diferencia con el otro grupo.
  2. Estudio de escáner: mediante este, también se presentaban palabras emocionales y neutras, pero se medía el flujo sanguíneo del cerebro. Así, se descubrió que el cerebro de los psicópatas se activa mucho más que un cerebro normal ante las palabras emotivas que no con las neutras.

Con esto se llegó a la conclusión de que los psicópatas tienen que esforzarse más para reconocer y procesar las palabras emocionales y, esto no se aprecia en el grupo normal porque habitualmente las personas están acostumbradas codificar y procesar las palabras emocionales, haciéndolo con naturalidad.

  1. Uso de lenguaje metafórico: los psicópatas son muy capaces de utilizar metáforas, puesto que eso forma parte de su encanto superficial y su gran capacidad manipulativa, por ello es que es un buen recurso para ellos.

Sin embargo, aunque no mostraban problemas para comprender el sentido literal de las metáforas, si se les añadía una connotación emocional, realizaban fallos importantes. Por ejemplo:

  • La frase “el hombre es un gusano que vive en el cadáver de la tierra” la valoraron muy positivamente.
  • La frase “el amor es un antídoto para las enfermedades del mundo”, la valoraron muy negativamente.
  1. Uso de lenguaje incongruente: en la misma línea, si tienen dificultades para entender el sentido real de las palabras con carga emocional, resulta muy probable que su discurso nos pueda llegar a parecer un tanto extraño, mostrando falta de sentido, saltando de una cosa a otra o llegando a conclusiones que no tienen que ver con lo que se ha dicho antes.
  2. Asimetría de procesamiento: en las personas diestras, el hemisferio derecho del cerebro es el encargado de procesar el material emocional y el otro lado es el responsable del sentido descriptivo de las palabras.

De este modo, en una persona normal, el cerebro se activa de manera proporcional dependiendo de la valencia de las palabras, pero en una persona psicópata esta diferencia es mucho más difusa, porque requieren de ambos lados del cerebro para procesar información emocional.

Es por ello que, aunque sean capaces de formular frases sin mucha dificultad, pero lo que dicen no termina de ser algo relevante, ya que reflejan esa carencia emocional que no han logrado obtener de manera normal mediante las experiencias y los significados sociales.

En definitiva, son muchas las variables que hay que tener en cuenta para poder identificar a una persona con trastorno antisocial de la personalidad y ya hemos visto que los grados son bastante diferentes.

Aun así, son personas que se camuflan muy bien, y aunque no sientan las emociones como lo hacemos nosotros, diversos estudios han evidenciado que su capacidad para detectarlas en el resto es incluso superior a la nuestra, por lo que, son hábiles en aprenderlas, fingirlas y en comportarse como nosotros.

También, cabe decir que, aunque los psicópatas tengan carencias emocionales como el miedo, ansiedad e incluso tristeza, sí que son capaces de experimentar emociones como la alegría, la sorpresa y el asco, solo que, en ocasiones, las sienten en un contexto que nos resultaría difícil de comprender.

De este modo, también existen los conocidos psicópatas integrados, cuyo “botón negativo desactivado” les permite desempeñar profesiones muy complejas como ser cirujano, bombero, desactivador de artefactos explosivos… aquellas actividades que requieren de una templanza absoluta. Por ende, no todos ellos son asesinos o delincuentes sino, por contrario, muchos de ellos desempeñan labores que nosotros no seríamos capaces de realizar.

Algunos autores afirman que es un rasgo evolutivo que ha permanecido con el paso de los años. Antaño, era imprescindible que hubiera individuos que salieran a cazar, que fueran capaces de tomar riesgos, siendo pacientes al esperar a sus presas y no temieran a los depredadores.

En la sociedad moderna, ya no es necesario realizar este tipo de cosas, pero es probable que ese “gen” haya sobrevivido hasta ahora traspasándose de generación en generación.

También hay que tener en cuenta de que los estudios realizados hasta ahora en este campo son bastante recientes y hay muchas cosas que nos quedan por descubrir con respecto al trastorno antisocial de la personalidad.

Desde Canvis, trabajamos con diversas problemáticas y si tras leer este artículo consideras que podríamos ayudarte, siempre puedes contactar con nosotros para solicitar tu primera visita gratuita.

«Casi todo el mundo piensa que sabe qué es una emoción hasta que intenta definirla. En ese momento prácticamente nadie afirma poder entenderla» (Wenger, Jones y Jones, 1962).

 

Referencias

Fernanda, M. (1 de octubre de 2019). ¿Qué diferencia a un psicópata de un sociópata? Psyciencia. https://www.psyciencia.com/diferencia-psicopata-sociopata/

Hare, R. D. (2000). La naturaleza del psicópata: algunas observaciones para entender la violencia depredadora humana. Violencia y Psicopatía, 2, 17–49.

Ostrosky, F. (2010). La psicopatía: características biológicas, conductuales y su medición. E. García (ed.), Fundamentos de Psicofisiología Jurídica y Forense. Oxford University Press, 137-154.

Ricaurte, R. (2018). Retrato de las emociones vistas por un psicópata. Elsevier