En la sociedad actual, cabe destacar, por un lado, la aparición de las nuevas “adicciones sin drogas”, las cuales, surgen como una actividad que realiza el sujeto de manera repetitiva y le produce satisfacción y gran sensación de control. Por otro lado, encontramos la existencia del culto excesivo a la belleza corporal y una obsesión por la salud.

En los últimos años, se ha llevado una auténtica obsesión por la salud hasta el extremo de generar enfermedad como símbolo de perfección. Aunque varios estudios revelan los múltiple beneficios psicológicos y físicos que aporta una práctica regular de actividad física. También puede convertirse en un problema si se realiza a intensidades y frecuencias o condiciones que causan deterioro. Pudiendo desarrollar un Trastorno por Vigorexia.

¿Qué síntomatología encontramos en el Trastorno de Vigorexia?

  • Necesidad compulsiva de realizar ejercicio físico para alcanzar una masa muscular mayor de la que poseen.
  • Afectación a su adaptación social, laboral, académica, familiar y de pareja, por el cuidado del cuerpo.
  • Ansiedad o depresión por sus sentimientos negativos hacia su cuerpo. Afectación en la autoestima.
  • Alteración de la imagen corporal, por la que se creen menos musculosos y débiles de lo que son. Permanente autoobservación en el espejo para comprobar el tamaño de los músculos.
  • Pensamientos obsesivos y permanentes sobre no tener el cuerpo ‘perfecto’ o sobre cómo mejorar el aspecto.
  • Aparición de conductas desadaptativas, como el consumo de sustancias peligrosos o una alimentación inadecuada.

¿Cómo surge el término de Vigorexia a lo largo de la historia?

En 1970 aparecieron las primeras anotaciones sobre la dependencia al ejercicio, posteriormente Glasser y otros investigadores acuñaron el término “adicción al correr’. En los años 90, se empieza a estudiar el fenómeno por el cual la práctica deportiva se convierte en “obsesión”. Las primeras referencias sobre la descripción de este trastorno las realizan Harrison y sus colaboradas, que más adelante, acaban denominándolo con el nombre de “Anorexia Nerviosa Inversa” o “Big-orexia”. Este término ha ido evolucionando, y ha pasado a llamarse “dismorfofobia”.  Asimismo, en la actualidad por lo general se utiliza el término “Vigorexia”.

Existen varios datos alarmantes sobre la prevalencia del Trastorno de Vigorexia:

  • El 10% de las personas que van al gimnasio habitualmente padecen este trastorno.
  • Un número aproximado de 90.000 norteamericanos padecen problemas graves de vigorexia. Las mismas cifras se encuentran en Méjico.
  • Se oscila que en España hay una cifra estimada entre 10.500 como mínimo y 700.000 como máximo.

 ¿Existe alguna explicación por la cual hay ciertas personas que desarrollan este trastorno?

No hay una explicación única, diversos autores hablan de la existencia de varios factores implicados en el desarrollo de la Vigorexia.

Entre ellos encontramos, los factores predisponentes, los cuales se refiere a factores genéticos, del entorno ambiental y social, experiencias previas, que predisponen, pero no causan el desarrollo del trastorno. Por otra parte, se encuentran los factores desencadenantes, que hacen alusión a aspectos individuales y ambientales, los cuales, si provocan el inicio del trastorno. Y, por último, se describen los factores mantenedores, que son consecuencias del trastorno u ocurren paralelamente, y tienen un efecto reforzador en el mantenimiento o agravamiento del trastorno.

Factores Predisponentes

  • Ser hombre, entre 18 y 35 años.
  • Vivir en una sociedad de culto al cuerpo: el hombre es bello, si está delgado y musculado.
  • Manifestar tendencias obsesivo-compulsivas
  • Poseer tendencias adictivas
  • Personas que poseen baja autoestima
  • Haber sufrido en su vida experiencias negativas en torno al cuerpo o apariencia

Factores Desencadenantes

  • Experiencia traumática estresante relacionada con el cuerpo
  • Consumo de ciertas sustancias
  • Baja autoestima

Factores Mantenedores

  • Refuerzo y reconocimiento social, dado que al realizar ejercicio físico se considera una actividad saludable
  • Subcultura del culturismo. El entorno en el que se mueve el individuo es el gimnasio, por lo que las personas cercanas persiguen objetivos parecidos a los suyos.
  • Escape de los pensamientos obsesivos.
  • Reducción de la ansiedad por la ansiedad compulsiva de hacer ejercicio.
  • Ambiente social favorecedor.

Para varias personas el cuerpo se ha convertido en el referente más importante de su propia identidad, si éstos están descontentos con su propio cuerpo, puede generar varias consecuencias:

  • Autoestima pobre
  • Depresión
  • Ansiedad social
  • Inhibición y disfunciones sexuales
  • Desarrollo de trastornos de conducta alimentaria
  • Inicio de tratamientos cosméticos, quirúrgicos, dermatológicos, capilares, de forma reiterada y con demandas irracionales.

¿La Vigorexia comparte similitudes con otros trastornos?

En primer lugar, se ha relacionado los comportamientos de tipo vigorexico con las adicciones no químicas, como el juego, dinero, trabajo, comida, sexo, poder o deporte. Varios autores explican que se trata de una adicción al ejercicio físico, dado que cuanto más ejercicio realizan, mayor es la cantidad de endorfinas que se liberan, y, por lo tanto, mejor se sienten. Sin embargo, se ha visto diferencias respecto a la Vigorexia y Adicción, ya que, el adicto al ejercicio físico busca disminuir un estado previo desagradable (abstinencia), al no realizar deporte, pero una vez practicado consigue un estado agradable. Mientras la persona con Vigorexia, no disfruta cuando hace ejercicio, sino que solo evita el malestar que le produce no hacerlo.

En segundo lugar, también se han encontrado similitudes con el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Las similitudes se encuentran por los pensamientos recurrentes sobre su imagen, su musculatura, y sobre que puede hacer para mejorarla. Tienen comportamientos “compulsivos” a realizar ejercicio físico para compensar ese “defecto” de su cuerpo. Asimismo, comparten la sensación no placentera de dicha conducta. Aunque también existen diferencias, por un lado, el inicio de la Vigorexia es en adolescencia o la juventud mientras que en el TOC el inicio típico es en la edad adulta.

Por otro lado, en la Vigorexia los pensamientos se centran en el propio aspecto físico, y, los pensamientos y conductas pueden variar con tal de tender al fin deseado, en cambio las personas con TOC, por un lado, tienen pensamientos centrados en otros aspectos, como en el orden, entre otras, y sus pensamientos y conductas son rígidas, estereotipadas y poco flexibles. Por otra parte, en la Vigorexia los rituales siempre han tener un objetivo mientras que en el TOC hay rituales sin objetivo. Por último, las personas con Vigorexia tienen la capacidad de delegar, no se acumulan objetivos ni dinero, mientras que las personas con TOC presentan alteraciones por acumulación.

En último lugar, la Vigorexia se ha planteado en ocasiones como un Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA). Ambas comparten una preocupación excesiva por su aspecto físico, distorsión corporal, obsesión por los alimentos, calorías y composición, autobservación, pesarse varias veces a día, entre otras. Cabe señalar que las personas con Vigorexia tienden una restricción alimentaria y al uso de fármacos, como suplementos proteicos y abuso de esteroides anabolizantes para incrementar la musculatura. Tanto en la Anorexia Nerviosa (AN) y la Vigorexia se busca el cuerpo perfecto con control de alimentos y con la realización de ejercicio. Sin embargo, se ha encontrado diferencias entre ambas. Por un lado, las personas con Vigorexia se ven delgadas y débiles e intentan ganar peso, mientras que las personas con Anorexia Nerviosa se ven gordas e intentan perder peso. También en la Vigorexia hay más prevalencia en hombres mientras que en la AN hay más prevalencia en mujeres. Por otro lado, las personas con Vigorexia hacen uso de la ingesta de proteínas y fármacos para ganar peso, mientras que la AN hay rechazo por la ingesta de proteínas y utilizan los fármacos para perder peso. Por lo que hacen los antecedentes, en la Vigorexia no hay antecedentes de agresión sexual mientras que, en la AN, en ocasiones puede haber antecedentes de agresión sexual. Por último, la conducta fundamental en las personas con Vigorexia es el exceso de ejercicio y siempre se hace ejercicio, en cambio en personas con AN la conducta fundamental es el rechazo a los alimentos (no comer, vomitar…) y no siempre se hace mucho ejercicio.

¿Qué tipos de tratamiento existen para el Trastorno de Vigorexia?

  • Tratamiento farmacológico: Se han encontrado eficaces ciertos tratamientos, la mayoría cercanos al trastorno obsesivo compulsivo. De esta manera, los fármacos empleados (fluvoxamina y la clomipramina), ayudan a control los síntomas obsesivos-compulsivos de la vigorexia y, reducen los síntomas dismorfóbicos. Los efectos positivos del tratamiento farmacológico son:
    • Visión más realista de la situación
    • Disminución del malestar
    • Reducción del tiempo dedicado a la preocupación
    • Mejora de la relación social
    • Disminución de rituales, mayor resistencia a comportamientos repetitivos
  • Tratamiento psicológico: La terapia cognitivo conductual ayuda a al sujeto a cambiarla forma de relacionarse con su cuerpo. Sustituyendo las conductas negativas por conductas sanas a nivel personal y social. Según las recomendaciones de Raich (2000), una terapia cognitiva-conductual debe contemplar las siguientes fases:
  • Primera fase: informativa-informativa. El objetivo de esta fase es informar sobre la forma que tenemos de relacionarnos con nuestro cuerpo. Se le pide al sujeto que anote sus pensamientos, emociones y conductas sobre su apariencia física en diversos momentos del día.
  • Segunda fase: ajustar la auto-perfección. El objetivo de esta fase es que el paciente adquiera una visión realista de su cuerpo. Mediante el uso de técnicas de auto-observación y comparación social con otras personas, entre otras.
  • Tercera fase: pensamientos sobre el cuerpo. El objetivo de esta fase es identificar las creencias y los pensamientos que se tienen sobre la propia imagen y verificar hasta qué punto son perjudiciales e irreales. Mediante el uso de la técnica de reestructuración cognitiva.
  • Cuarta fase: sentimientos sobre el cuerpo. Reconocer aquellos sentimientos negativos que provocan la percepción sobre el cuerpo, en este caso, la falta muscular.
  • Quinta fase: comportamientos referentes al cuerpo. El objetivo es identificar qué tipo de conducta relacionada con el cuerpo es desadaptativa. Posteriormente, se emplearán las técnicas de cambios.
  • Sexta fase: prevención de recaídas. Identificar situaciones de riesgo y como poner en práctica las estrategias aprendidas.
  • Otro dos grandes objetivos: analizar y reeducar la dieta inadecuada. Y, respecto al uso y abuso de sustancias, consciencia de los efectos negativos y posibles acciones para dejarlo.

La mejor medida para evitar este trastorno es la prevención. Ésta debe de ser contemplada en dos planos: a nivel Socio-Cultural y a través del Sistema Sanitario.

  • A nivel social
  • Cambio de los valores sociales basados en la cultura de la imagen, evitando el modelo de varón hipermusculado, patrón estético que se proyecta a través de la publicidad, medios de comunicación, Internet.
  • Concienciación de la sociedad sobre la enfermedad y los peligros derivados de ella mediante campañas dirigidas a la población desde organismos gubernamentales.
  • A través del sistema sanitario
  • Formación de los profesionales sanitarios de atención primaria en esta patología.
  • Realización de educación sanitaria en colegios e institutos.
  • A nivel individual, aprovechar la visita del paciente con factores de riesgo por otro motivo de consulta como una oportunidad para investigar cómo valora su imagen corporal, realización de ejercicio (tipo y duración) y dieta, con el fin de darle información sobre la enfermedad y si hay sospecha de esta, realizar un diagnóstico y tratamiento precoz.

En el Centro de Psicología Canvis de Barcelona, brinda la posibilidad de realizar un proceso terapéutico individual en un ambiente de aceptación en el que se le proporciona una escucha activa y empática, y se le ofrece herramientas que ayudan a favorecer y fomentar los cambios necesarios.

Además, nuestro equipo de psicólogos y psicólogas, te ayuda a detectar aquellos aspectos que te pueden estar generando malestar, así como trabajarlos y reducirlos, a través de un tratamiento personalizado y dirigido a cada persona en concreto.