Solemos pensar que las relaciones tóxicas tan solo se dan en el ámbito de la pareja. Sin embargo, aunque en las relaciones amorosas pueden darse este tipo de interacciones dañinas, no es el único sistema relacional en el que éstas ocurren. Es muy probable que hayas presenciado la manipulación intencionada por parte de algún amigo, familiar o pareja sentimental, ya sea hacia ti mismo o hacia alguna persona que quieres. Vivimos en una sociedad en la que se han normalizado muchos comportamientos tóxicos los cuales se encuentran muy integrados en nuestra cultura.
Sentimientos como los de posesión, celos y manipulación son algunos de los que se dan dentro de las complejidades de este tipo de relaciones, las cuales nos sumergen en una espiral de emociones negativas que causa niveles elevados de ansiedad y estrés. Afortunadamente, hay una gran cantidad de investigaciones científicas sobre las relaciones saludables que nos han permitido descifrar los tipos más comunes de relaciones tóxicas, con tal de ayudarnos a detectarlas y crear una fortaleza mental contra los comportamientos dañinos.

 ¿Con qué tipo de relaciones tóxicas nos podemos encontrar? 

1- Relaciones controladas por una sola persona: Se trata de una relación en la que uno de los miembros toma el poder y el control de las decisiones tomadas concernientes a ambos. En este sentido, se establece un vínculo afectivo estructurado de manera jerarquizada de forma que uno decide y el otro acata. De esta manera, uno de los componentes ve mermada su voz y su autonomía personal. Aunque inicialmente esta dinámica puede parecer la más cómoda y funcional, a medida que pasa el tiempo puede automatizarse y resultar en una relación poco saludable. 

2. Relaciones basadas en el chantaje: Este tipo de relación se desarrolla y mantiene a través del chantaje emocional y la manipulación. Uno de los miembros aprovecha las vulnerabilidades del otro para su propio beneficio. La parte manipuladora controla a la ‘víctima’ induciendo un sentimiento de culpa constante, repercutiendo en sus decisiones personales. Expondremos lo dos tipos de chantaje más comunes:

➢      La persona manipuladora se apodera paulatinamente de la autonomía de la otra, ofreciéndole un trato extremadamente favorable y resolviendo todas sus necesidades. Poco a poco, la persona receptora de estos beneficios se acostumbra a ser ‘vulnerable e incapaz’ cediendo a las peticiones de la otra parte.
 ➢      La persona manipuladora utiliza el sentimiento de culpa para controlar las decisiones de la otra parte haciéndole creer a su vez que es la responsable única de sus actos.

3. La idealización del otro: En estas relaciones uno de los miembros ha idealizado al otro de manera poco realista. Es decir, se da una sobrevaloración de las capacidades del otro de manera acorde a las propias expectativas. Al no cumplirse dichas expectativas, es cuando aparecen los reproches y el rencor, los cuales pueden desenvolverse en formas de maltrato físico y/o psicológico. 

4. La idealización de la relación: Hablamos ahora de la idealización de la relación como un todo. Ocurre que cada miembro de la díada relacional tiene unas expectativas que difieren enormemente en cuanto a la relación a mantener. Esto, podría no ser un problema grave inicialmente. Sin embargo, una mala gestión emocional y comunicativa en las primeras etapas de la relación desemboca en conductas tóxicas gobernadas por la frustración y el rencor de no haber cumplido con las expectativas. 

5. La relación instrumental basada en la mentira: En este caso, la relación está basada en la instrumentalidad. Es decir, es el medio por el cual uno de los miembros intenta satisfacer un vacío existencial o una crisis personal, o intenta sacar provecho para el beneficio propio. La otra persona vive la relación en una mentira, pues se le da a entender que los lazos de unión son genuinos. En ocasiones, la parte manipuladora miente de modo patológico para conseguir sus objetivos. 

6. Relaciones basadas en el miedo: Para finalizar, el tipo de relación tóxica que acuna el maltrato físico y psicológico cuyas consecuencias pueden ser de elevada gravedad y poner en peligro el bienestar y la seguridad de la víctima.

En definitiva, aunque todas las relaciones fallidas duelen, ten en cuenta que dejar ir una relación tóxica es en realidad un aprendizaje y una ganancia, en ningún caso es una pérdida.
Si te has identificado con alguno de los puntos que hemos comentado anteriormente te animamos a que analices tu relación a fondo y te plantees un cambio. Recuerda que aunque en general hemos hablado de relaciones tóxicas en pareja, estos tipos de relación también pueden darse con familiares, amigos o incluso en el trabajo. Si piensas que estas en una relación tóxica y te gustaría recibir ayuda, no te pierdas nuestro taller de relaciones tóxicas. En este taller aprenderás a detectar, modificar y o eliminar relaciones tóxicas de tu vida, así como ayudar a amigos o familiares que pienses que sufren las consecuencias de una relación tóxica.