Se estima que 446 millones de personas en el mundo viven con un grado de hipoacusia que les genera algún tipo de discapacidad. Esto representa el 5,3% de la población mundial. Sin embargo, se estima que hasta el 15% de la población adulta tiene algún grado de pérdida auditiva. Además, la OMS prevé que en 2050 la prevalencia de personas sordas será 1 de cada 10.

El sonido y la audición

El sonido está formado por ondas acústicas que se propagan en el medio desde la fuente acústica (foco emisor) a través del aire (medio de transmisión) hasta nuestra oreja (receptor).

El proceso auditivo, a grandes rasgos es el siguiente:

  • El sonido se transmite por aire desde el foco emisor
  • Las ondas acústicas llegan al pabellón auricular
  • El sonido penetra por el conducto auditivo hasta llegar a la membrana timpánica, que transforma las ondas en vibraciones mecánicas
  • El tímpano, al vibrar, transmite las vibraciones al oído medio
  • Desde la cadena osicular el sonido pasa al oído interno. Aquí las vibraciones pasan por dos líquidos diferentes que se encuentran dentro y fuera de la cóclea.
  • Dentro del caracol, el órgano de Corti contiene células ciliadas que producen una sustancia al ser estimulado por el movimiento del líquido
  • La sustancia producida por las células ciliadas estimula las terminaciones nerviosas del nervio vestibulococlear que transforman la estimulación mecánica en un impulso nervioso
  • El nervio auditivo lo envía a las diferentes zonas del cerebro especializadas en la percepción del sonido (en especial, el lóbulo temporal)
  • El cerebro interpreta el impulso nervioso comparándolo con recuerdos que tiene almacenados en la memoria (percepción sonora).

Cuando este proceso auditivo falla en alguno de sus puntos se produce la sordera, que podrá ser de transmisión (cuando las lesiones se producen en el oído externo o medio) o de percepción (cuando la lesión se produce en el oído interno).

La sordera se define como la ausencia o la limitación en la facultad de usar el sentido del oído imposibilitando o dificultando la capacidad de escuchar. La discapacidad auditiva puede ser absoluta (cofosis) o parcial (hipoacusia) así como unilateral (afecta a un solo oído) o bilateral (afecta a los dos oídos).

Además, una persona puede padecer sordera por diferentes causas:

  • Sordera genética o hereditaria: cuando se transmite de padres a hijos
  • Sordera congénita: adquirida durante el embarazo
  • Sordera neonatal: producida bien en el parto o bien en los primeros días de vida del recién nacido
  • Sordera post-natal: infecciones víricas u otras alteraciones en el oído interno

La sordera será prelocutiva siempre que se adquiera antes de la adquisición del lenguaje y postlocutiva cuando se adquiera después del aprendizaje del habla.

Además, existen diferentes grados de sordera según la cantidad de pérdida auditiva que presente la persona:

  • Sordera leve: umbral de audición inferior a 30 dB
  • Sordera moderada: entre 30 y 50 dB
  • Sordera grave: entre 50 y 80 dB.
  • Profunda: entre 80 y 95 dB
  • Cofosis o anacusia (pérdida total): superior a 95 dB

Del shock del diagnóstico a la aceptación de la sordera

Cuando se diagnostica sordera neonatal es habitual que los progenitores padezcan una carga psicológica adicional y experimenten diferentes fases hasta llegar a la aceptación:

Fase 1: Impacto emocional: la primera reacción al diagnóstico representa un fuerte shock emocional, aun cuando hay sospecha. Esta noticia representa un cambio de perspectiva en el entorno familiar, dónde un 90% de los recién nacidos sordos tienen padres oyentes.

Fase 2: Reconocimiento de la situación: se evidencia una discrepancia entre el “hijo deseado” y el “hijo real” reflejado en un periodo de no reconocimiento entre padres e hijos. Al crear el vínculo con el “hijo real” pueden aparecer sentimientos de culpa, de sentirse incapaces de afrontar la situación amenazando a la estabilidad familiar.

Fase 3: Negación: Los progenitores intentan calmar su ansiedad entrando en la etapa defensiva de la negación en la que buscan explicaciones e incluso alternativas al diagnóstico del hijo.

Fase 4: Aceptación: es una fase de adaptación. Se reduce la intensidad emocional y la familia se vuelve más receptiva. Los padres empiezan a ser capaces de gestionar la situación y afrontarse a la realidad.

Fase 5: Reorganización: En la etapa final los padres aceptan a su “hijo real” con sus limitaciones y su potencial. La dinámica familiar se adapta a la nueva situación, convivir con un hijo/ sordo/a.

El lenguaje

El lenguaje es la capacidad propia del ser humano que permite a un determinado emisor comunicar los propios pensamientos o sentimientos a un receptor, mediante un sistema o código determinado de signos interpretables y con un significado específico. La comunicación es un proceso innato mientras que la manifestación del lenguaje requiere de un proceso de aprendizaje.

La lengua puede ser un sistema de comunicación verbal cuando se produce de forma fónica, gestual cuando se produce de forma signada y gráfica si se produce de forma escrita.

Por ello, un bebé sordo requerirá de un proceso de enseñanza intencional para el aprendizaje de la lengua oral y un proceso de enseñanza natural fruto de la interacción con el medio, mediante la lengua de signos. Las capacidades intelectuales de los niños/as sordos/as están intactas y son similares a las de cualquier niño/a oyente. La persona sorda no tendrá dificultades de comunicación siempre y cuando disponga de un código útil que le permita interactuar con el entorno y desarrollarse cognitivamente, utilizando el canal visual para una total recepción de la información.

La importancia de la comunicación

Llegados a este punto, cabe destacar que la comunicación es uno de los pilares básicos en los que se apoya cualquier tipo de relación humana, así como la interacción de la persona con el medio. La capacidad comunicativa es imprescindible para el bienestar personal y para el intercambio afectivo en las relaciones íntimas y sociales. Dicha capacidad nos permite expresar pensamientos o sentimientos, solucionar conflictos o defender nuestros intereses.

Ante la ausencia o imposibilidad de la utilización del habla oral y ante la necesidad básica de comunicación entre humanos, nacen diversas formas de comunicación y expresión entre ellas la lengua de signos.

¿En qué consiste?

La lengua de signos es el lenguaje que consiste en un sistema de gestos y expresiones visuales. Aparece cubriendo así las necesidades básicas de comunicación y posibilitando interacciones, expresión de pensamientos, vivencias o sentimientos en aquellas personas con discapacidad auditiva y/o dificultad en el habla. Los gestos pueden ser también táctiles, realizados en la palma de la mano, para comunicarse con personas sordociegas. Los antecedentes de la LS se remontan al siglo XVI.

La World Federation of the Deaf (WDF), organización internacional que representa a 70 millones de personas sordas de todo el mundo, define la lengua de signos como: “Una lengua visual y gestual basada en el uso de las manos, ojos, boca y cuerpo”.

En el año 2007 se reconocen legalmente la Lengua de Signos Española (LSE) y la Lengua de Signos Catalana (LSC) como lenguas oficiales de España (Ley 27/2007, del 23 de octubre, por la cual se reconocen las lenguas de signos españolas y se regulan los medios necesarios para la comunicación oral de las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordo-ciegas).

La lengua de signos (LS) es una lengua que presenta una estructura formal equiparable a cualquier otra lengua y que constituye un sistema lingüístico completo que cumple con todas las condiciones lingüísticas necesarias: vocabulario, sintaxis y capacidad de generar proposiciones. No obstante, la LS y la lengua oral no tienen la misma gramática: en frases afirmativas, los verbos aparecen al final, en estructuras negativas la negación siempre va al final, así como los adverbios de las frases interrogativas. Veamos un par de ejemplos:

Ejemplo de frase afirmativa:

  • Lengua oral: Tengo dos perros
  • Lengua de signos: YO + PERROS + HABER

Ejemplo de frase interrogativa:

  • Lengua oral: ¿Dónde naciste?
  • Lengua de signos: TU + NACER + DÓNDE

Es frecuente y, al mismo tiempo, erróneo pensar que sólo existe una lengua de signos y que ésta es universal, ya que, existen alrededor de 300 lenguas de signos en todo el mundo.  Las diferentes comunidades han ido creando diferentes sistemas lingüísticos naturales que han dado lugar a diferentes lenguas de signos repartidas por diferentes países del mundo. No obstante, sí existe un Sistema de Signos Internacional (SSI) que mezcla signos de diferentes lenguas para formar una única lengua.

Stokoe (lingüista y profesor estadounidense pionero en investigación sobre la lingüística de la lengua de signos) publica en los años sesenta diferentes estudios sobre la lengua de signos americana (ASL) y crece así el interés por las diferentes lenguas de signos que se han originado en todo el mundo y que se diferencian unas de otras por motivos culturales e históricos.

Todas las lenguas de signos están formadas por una serie de palabras o signos que significan o representan alguna cosa, siempre respetando los siguientes parámetros:

  • Configuración: forma de la mano o manos mientras se realiza el signo
  • Lugar: espacio dónde la mano o manos realizan el signo
  • Movimiento: de la mano o manos que realizan el signo
  • Dirección del movimiento: de la mano o manos durante la realización del signo
  • Orientación: de la palma de la mano en el momento de realizar el signo
  • Punto de contacto: parte de la mano de los dedos que entran en contacto con alguna parte del cuerpo en
  • Componentes no manuales: expresión facial, movimiento del tronco, posición y/o movimiento de la cabeza…

Mitos:

La falta de investigaciones sobre el tema, así como el desconocimiento general hacia la comunidad sorda, ha dado lugar a la creencia de una serie de mitos que cabe desmontar:

  • Persona “sordomuda”: es habitual utilizar el término “sordomudo” para referirse a las personas sordas o con discapacidad auditiva. Este término se considera ofensivo dentro de la comunidad sorda, ya que, ser sordo/a no implica que el aparato fonador esté dañado. Hay personas sordas que se pueden comunicar de forma oral (en mayor o menor medida)
  • La persona sorda no sabe leer y/o escribir: cuando las personas sordas tienen dificultades en el aprendizaje de la lectoescritura es debido a que no han recibido un soporte educativo adaptado a sus necesidades.
  • Las personas sordas leen los labios: La lectura labial es un soporte para la comunicación, pero es muy difícil seguir un discurso o una conversación basándose únicamente en la lectura de labios. Ésta puede ocasionar malentendidos, ya que, muchas palabras se articulan igual.
  • Las personas sordas no pueden conducir: Sí pueden conducir, pero se les exige disponer de un retrovisor interno más grande para tener una mayor visualización del campo.
  • La lengua de signos se reduce al alfabeto dactilológico: El alfabeto dactilológico es la representación de cada una de las letras del abecedario, es por tanto un recurso complementario a la LS. Se utiliza en situaciones concretas, como deletrear un concepto que se desconoce o para nombrar nombres de ciudades, medicamentos…
  • La lengua de signos es universal: Como ya hemos dicho, la lengua de signos no es universal, sino que se han ido desarrollando diferentes lenguas de la misma manera que se iban desarrollando diferentes lenguas orales. De igual manera, se añaden o desaparecen signos según la necesidad de incorporar nuevos términos o eliminar aquellos que caen en desuso.

A las personas sordas se les ha prohibido durante años expresarse en su lengua siendo señalados como enfermos mentales, por ello la comunidad sorda lucha todavía por los siguientes objetivos con el fin de conseguir una mayor inclusión:

  • Mejorar la calidad laboral, así como su inserción
  • Conseguir una educación de calidad
  • Suprimir las barreras lingüísticas y obtener más accesibilidad
  • Defender y difundir la lengua de signos
  • Mejorar el servicio de intérpretes de lengua de signos
  • Aumentar la subtitulación y normalizar la lengua de signos en la televisión
  • Obtener el reconocimiento de su identidad como cultura

Para finalizar, teniendo en cuenta la necesidad de comunicación en el ser humano, cabe destacar la importancia de la lengua de signos dentro del ámbito de la psicología. Sería conveniente para una inclusión total de la comunidad sorda poder optar a un vínculo entre terapeuta y paciente, sin la necesidad obligatoria de un intérprete.