Trastorno de Estrés postraumático simple y trastorno de estrés agudo

El trastorno de estrés postraumático o TEPT es un trastorno causado por un evento traumático del cual uno no se recupera del todo y deja secuelas emocionales y cognitivas. Puede crear una diversidad de síntomas y hay varias definiciones de lo que constituye un evento traumático.

Inicialmente fue observado en soldados que volvían cambiados de la guerra, pero hoy se entiende que puede aparecer ante cualquier evento donde haya exposición a la muerte, lesión grave o violencia sexual. Incluso se puede diagnosticar en personas que han tenido una exposición a un ser querido traumatizado o por medios electrónicos.

Los síntomas más habituales de TEPT se pueden categorizar en 4: pensamientos intrusivos o pesadillas relacionados con el trauma. Lo más habitual son flashbacks donde la persona siente estar reviviendo el acontecimiento, normalmente ante algo que le recuerda a ello; conductas de evitación de eventos, situaciones o personas que recuerdan al trauma; un estado de alerta elevado, en particular ante situaciones o eventos que recuerdan al trauma; cambios anímicos, lo más normal es un embotamiento emocional. Puede existir una mayor presencia de emociones negativas como miedo o rabia.

Estos síntomas han de haber aparecido a consecuencia de un evento traumático y durar al menos un mes después del mismo.

En las semanas siguientes al evento traumático pueden aparecer una serie de síntomas que desaparecen en un tiempo relativamente breve. Por ello, cuando una persona presenta la sintomatología anteriormente descrita sólo durante el mes próximo al evento traumático, se habla de trastorno de estrés agudo en vez de TEPT.

Es decir se considera trastorno de estrés agudo cuando los síntomas aparecen y desaparecen en menos de un mes, y por lo tanto no han llegado a cronificarse.

Existe una cierta controversia ante la existencia del trastorno de estrés agudo ya que para algunos parece un intento de patologizar el proceso normal de duelo o malestar ante un evento traumático. Sin embargo no es una respuesta normal y solo una pequeña parte de la población lo desarrolla ante un trauma. Indica por lo tanto que quien lo sufre tiene una vulnerabilidad particular o necesita de una atención psicológica mayor para evitar que su problema se pueda cronificar. Además ya que los síntomas interfieren en la vida cotidiana, es importante que exista una explicación para quien lo sufre y su familia de lo que está pasando.

Si transcurren más de un mes y los síntomas siguen presentes, o estos aparecen varios meses después del evento, ya se puede hablar de TEPT. Sin embargo para tener esta distinción clara hace falta igualmente que haya habido un único evento traumático o una serie de eventos en poco tiempo con un comienzo y fin claro, por ejemplo un accidente de tráfico o atentado terrorista o un desastre natural.

Estrés postraumático complejo

El manual diagnóstico DSM-5 del APA (American Psychiatric Association) reconoce al TEPT, tal y como se define anteriormente y el estrés agudo como trastornos, pero algunos autores defienden que hay otro tipo, llamado trastorno de estrés postraumático complejo o EPTC.

Se habla de EPTC cuando ha habido una serie de eventos traumáticos, a veces de menor gravedad, que han aparecido durante un periodo bastante largo del tiempo como para que se haya podido desarrollar rasgos de personalidad bajo la influencia del trauma. Un ejemplo de esto es una infancia con padres abusivos. Puede no haber ningún hecho en concreto a destacar, pero que el niño haya pasado largos periodos marcados por el temor y por lo tanto haya tenido que desarrollar pautas de conducta o de personalidad marcados por él mismo.

En ausencia de definición exacta de lo que constituye en estos casos un trauma, realmente cualquier evento bastante negativo prolongado puede desencadenar en TEPT complejo o EPTC, lo cual es poco claro. Es por ello que el APA no lo tiene como trastorno catalogado, aunque otras organizaciones como la OMS sí.

Es importante señalar que dado que el EPTC no es reconocido como un trastorno por todos los profesionales, realmente no se puede hablar de diagnosticar en términos absolutos. Esto no significa que “no sea un trastorno de verdad” ya que el malestar es muy real, y las consecuencias para quienes lo sufren también. Deja a la vista una de las limitaciones del modelo diagnóstico actual, que no siempre puede categorizar algunos de los problemas mentales que tienen las personas cuando estos no tienen características o causas fácilmente definibles.

Ya que las circunstancias que causan trastorno de estrés postraumático simple y complejo son distintas, también la sintomatología es diferente aunque comparten muchas características en común. El complejo puede presentar todas los síntomas anteriormente descritos, aunque son más habituales en el caso del TEPT simple (y son necesarios para diagnóstico de TEPT simple).

Por otro lado, el estrés postraumático complejo, tiene una serie de características propias, fuente de la larga exposición al trauma, y a los elementos vitales que se han desarrollado bajo esta influencia.

Debido al mayor tiempo de exposición a los eventos traumatizantes sin posibilidad de escape ha habido también mayor tiempo de adaptación. Esto significa que las personas han tenido más tiempo para crear estrategias para minimizar el trauma, o para protegerse mejor. Estos comportamientos aunque normalmente funcionales para la evitación, dejan de ser adaptativos en la vida posterior. Por ejemplo, ante unos padres violentos, se puede desarrollar una personalidad con rasgos sumisos y complacientes para minimizar los incidentes violentos. Esto puede traducirse en una mayor sumisión ante cualquier evento que se perciba como agresivo, peor capacidad para enfrentarse a conflictos, o una personalidad evitativa. En este ejemplo, esa sumisión sirve para minimizar las agresiones, y puede tener una utilidad durante la infancia, sin embargo, esos rasgos seguirán presentes más adelante en la vida y serán en sí una fuente de problemas.

Otros síntomas habituales del EPTC son la despersonalización o sensación de irrealidad; dificultad para controlar las emociones en particular la ira; sensación de vacío, de no tener valor o desesperanza; dificultad para establecer relaciones sanas o tendencia hacia relaciones dañinas. Esto además encaja de forma cercana con los síntomas del trastorno de personalidad límite, y ambos trastornos se pueden confundir.

Trastornos comórbidos

El estrés postraumático, independientemente de cual es, tiene una alta comorbilidad con otros trastornos, en particular con depresión, ansiedad y adicción. Cada uno de estos puede empeorar el pronóstico del TEPT, y en función a los trastornos comórbidos que tiene la persona, sus vivencias serán también muy diferentes.

La ansiedad aparece con frecuencia junto al TEPT, ya que ambos están relacionados con respuestas de miedo. En términos neuropsicológicos se habla de la red del miedo, en cuyo centro está la región cerebral llamada la amígdala. Esta estructura cerebral está encargada de crear y regular respuestas de temor, y ante casos de TEPT se ha observado una alteración del mismo llamado huella de amígdala. También se ha visto una relación clara entre sobreactivación del amígdala y ansiedad. Quienes tienen TEPT o ansiedad reportan sensaciones similares de temor difuso por algo que no está presente y un estado frecuente de sobre alerta. Tener TEPT puede desencadenar fácilmente en que el temor o ansiedad no solo sea ante eventos que recuerdan al trauma sino cualquier situación de la vida cotidiana.

La depresión está ligada al síntoma de embotamiento emocional, muy frecuente en TEPT. Además los eventos traumáticos suelen conllevar consecuencias graves como la pérdida de un ser querido o lesiones físicas, que pueden crear mucha tristeza de por sí. Finalmente, muchos síntomas de TEPT pueden empeorar la depresión, como evitar cosas de las que antes se disfrutaba, o evitar situaciones sociales.

La adicción es un trastorno que con mucha frecuencia va asociado a otros trastornos mentales ya que la falta de apoyo social, empatía, recursos y conocimiento para quienes sufren un trastorno mental hacen que las drogas sean una forma demasiado habitual para paliar con el dolor. Tradicionalmente el TEPT se asoció a soldados veteranos hombres quienes normalmente tenían muy pocos recursos para ayudarse y vivían en una cultura donde no estaba permitido cuidarse mentalmente lo cual pudo aumentar su probabilidad de desarrollar una adicción. En caso del estrés postraumático complejo, la tendencia hacia relaciones poco sanas, y búsqueda de emociones fuertes para no sentirse vacíos puede hacerles tender hacía las drogas u otro tipo de adicción.

Aunque las tres anteriores son los trastornos con mayor comorbilidad con el TEPT, no son los únicos y cada trastorno comórbido dará lugar a una experiencia diferente.

Alternativas a la patología ante un trauma

En los párrafos anteriores se ha hablado acerca de las patologías asociadas a un evento traumático. Sin embargo, es importante señalar que la mayoría de personas que sufren un evento considerado traumático no lo desarrollan. La probabilidad de que una persona desarrolle TEPT depende de muchos factores entre los que están la gravedad del evento y la resiliencia psicológica. La resiliencia es un concepto que engloba factores internos como la autorregulación de las emociones, o presencia de patologías anteriores, y también externos como el apoyo social percibido.

Incluso se puede llegar a ver un fenómeno llamado crecimiento postraumático, en el cual una persona ante un trauma desarrolla una serie de herramientas mentales que aumentan la resiliencia ante un futuro trauma.

Normalmente las personas con un alto nivel de resiliencia, y en especial aquellos que tienen mayor apoyo social, tanto por familiares como por instituciones tienen mayor nivel de crecimiento postraumático y menor tendencia a desarrollar TEPT.

Lidiar con el TEPT y sus síntomas no es fácil y a menudo es un trastorno debilitante si no se pide ayuda profesional. Existen tratamientos para el TEPT, y un pasado marcado por el trauma no significa que no pueda haber un futuro mejor. Por ello, si cree que algo de lo escrito puede encajar con algunas de sus vivencias, quiere más información acerca de estos trastornos, o desea comenzar un proceso terapéutico, puede contactar con el centro de psicología Canvis.

Bibliografia

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