El dolor es una de las principales causas de incapacidad y una de las razones que con mayor frecuencia llevan a la persona a demandar ayuda médica. Constituye uno de los temas centrales en las ciencias de la salud que además va ligado a unos costes económicos y sufrimiento humanos elevado en el tema que nos centramos: el dolor crónico. Hasta hace relativamente poco no existían muchas investigaciones sobre el tema, cada vez queda más claro la importancia de analizar y solucionar el problema por una vía psicosocial y multidisciplinar.  Se considera dolor crónico aquel que persiste más de tres meses. La experiencia del dolor es muy subjetiva lo que hace difícil transmitir la experiencia sensorial del fenómeno, además está muy ligado a la influencia cultural de la persona que lo padece.

Una de cada seis personas padece de dolor crónico, pero prácticamente nadie va a tratarse por falta de información. La complejidad del tratamiento del crónico se deriva de que el propio dolor es un mecanismo regulado por el cerebro. La Sociedad Española del Dolor (SED) estima que entre un 40% y un 60% de las consultas médicas están relacionadas con el dolor. Muchos adultos mayores tienen dolor crónico. Las mujeres también informan tener más dolor crónico que los hombres, y tienen un mayor riesgo de padecer muchas afecciones que provocan dolor.

El dolor es una señal del sistema nervioso de que algo no anda bien. Es una sensación desagradable, como un pinchazo, hormigueo, picadura, ardor o molestia. El dolor puede ser agudo o sordo. Puede ser intermitente o constante. Puede sentir dolor en alguna parte del cuerpo concreta como la espalda, el abdomen, el pecho o la pelvis. O puede sentir dolor generalizado. Existen dos tipos de dolor; el dolor agudo y el dolor crónico, este segundo es más complejo ya que no finaliza cuando cesa la causa que lo originó, persiste en el tiempo y afecta severamente en diferentes áreas de la vida de la persona como lo son la emocional, la social y la laboral. Mientras que en el dolor agudo alerta al sistema de que algo no está funcionando bien, en el dolor crónico obedece a un fallo en los sistemas nerviosos.  Otras características del Dolor Crónico además del factor tiempo, son que en ocasiones las posibilidades para identificar la patología causal son baja e insuficiente para explicar la presencia y/o la intensidad del dolor y responden pobremente a los tratamientos habituales. La intensidad del dolor puede variar de leve a intenso. Algunos tipos de Dolor Crónico tienen unos patrones y características bien definidas, mientras que otros no lo tienen, y es difícil diagnosticar la causa. Cabe señalar que el tratamiento farmacológico para el dolor crónico no es del todo bueno ya que cuesta aplacarlo solo con fármacos. Este tratamiento tradicional con fármacos podría llevar a problemas más graves como adicción a esos medicamentos. Resulta mucho más conveniente en el caso de dolor crónico utilizar técnicas dirigidas a controlar las emociones y los estados de ánimo. Es muy importante el bienestar emocional, la dieta y un estilo de vida saludable en pacientes que sufren dolor crónico. El dolor crónico puede conducir a diferentes alteraciones como la depresión, problemas del sueño, ruptura sentimental, destrucción de amistades y al aislamiento. Se ha observado que factores ambientales y afectivos pueden exacerbar y perpetuar el dolor crónico, esta característica se considera que es una de las causas de que la respuesta al tratamiento de estos pacientes en muchas ocasiones sea escasa. Así el tratamiento del dolor crónico requiere un enfoque multidisciplinario para abordar las complejas interacciones de factores psicológicos, físicos y factores sociales que van a influir tanto en la perpetuación como en la intensidad del dolor crónico.

Es importante que el profesional del dolor haga una evaluación de la historia psicológica y social del paciente, para ello es fundamental una evaluación psicológica que debe incluir información acerca de la presencia de síntomas psicológicos tales como la ansiedad o la depresión y trastornos psiquiátricos más graves como la ideación suicida; así como una historia de hábitos y comportamientos adictivos, esto último es una de las causas de gran preocupación en el tratamiento con mórficos del dolor crónico. Dependiendo de la clínica observada el paciente será sujeto de seguimiento psicológico o psiquiátrico. El médico, deberá evaluar también la influencia del dolor sobre la capacidad para dormir. La alteración del sueño es uno de los síntomas más frecuente que refieren los pacientes con Dolor Crónico y que es importante tratar. Se debe realizar una evaluación del impacto del Dolor Crónico en la capacidad del paciente para realizar sus actividades habituales tanto en su vida diaria como su vida laboral y en las relaciones interpersonales. Hay que tener en cuenta que el dolor crónico no siempre va a ser curable, pero los tratamientos pueden ayudar, incluyendo farmacológicos como los analgésicos, pero conlleva riesgos como hemos dicho anteriormente; la adicción a los medicamentos. También existen tratamientos alternativos para el dolor sin medicinas, como por ejemplo la acupuntura, la fisioterapia y en algunas ocasiones puede ser considerable la opción de la cirugía.

Se conoce que el dolor es un fenómeno complejo que resulta de la interacción de múltiples componentes como lo son los sensoriales, cognitivos y afectivos. El dolor crónico podría venir por la nociocepción (así como de sus niveles de tolerancia ante el mismo: el lindar del dolor que es diferente en cada persona), a causas psicológicas o a aprendizajes conductuales a lo largo de nuestra vida. Los factores psicológicos principales que inciden en el dolor son los siguientes:

  • Los pensamientos y emociones pueden llegar a influir directamente en las respuestas fisiológicas; por ejemplo, el estrés puede hacer que duela algunas partes del cuerpo vulnerables.
  • Los factores psicológicos afectan también al enfrentamiento al dolor (aspectos como la indefensión aprendida o interacciones con otras personas que pueden llegar a incrementarlo y/o reforzarlo).

El componente afectivo del dolor incorpora toda una gama de emociones negativas en cuanto a su cualidad. Las más relevantes y estudiadas para el dolor crónico son: ansiedad, depresión y en menor medida la ira. Estas emociones están relacionadas tanto en el origen, como con el mantenimiento y con la exacerbación del dolor crónico tanto en el aspecto psicológico y físico.

Desde el enfoque psicodinámico, sugiere que los sentimientos de ira intensos reprimidos o no expresados puedan expresarse en forma de dolor, afectando estos a la intensidad, aversividad y conductas manifiestas, así como el incremento de emociones negativas. Algunos autores han constatado una mayor tendencia en este tipo de pacientes a internalizar la ira y expresarla de forma indirecta a través del dolor.

Técnicas para mejorar el dolor crónico:

  • Relajación: Se aplica en la práctica totalidad de programas de intervención. Se basa en el supuesto básico que la tensión muscular juega un papel muy importante en algunos síndromes dolorosos, donde se puede desarrollar un círculo vicioso de tensión-dolor-tensión. Esto implica que ante una lesión dolorosa se produce una respuesta de tensión muscular en la zona concreta afectada y esto a su vez si se llega a cronificarse, puede generar por si mismo dolor, lo que favorece a aumentar la tensión y así sucesivamente.

Estas técnicas tienen por objetivo interrumpir el círculo vicioso por una respuesta incompatible con esa situación de tensión. Una justificación del uso de este tipo de técnicas es que mientras que la persona está concentrada en la tarea de relajación, hace que el paciente preste atención a estas y de esta forma hace incompatible centrarse en la experiencia del dolor y esto tiene un beneficio para la persona.

Existe relación entre dolor y ansiedad; si la ansiedad potencia la percepción del dolor, al disminuirse los niveles de ansiedad del paciente, también disminuirá la percepción dolorosa.

A nivel de autocontrol fisiológico la relajación produce en la persona cierto sentido de control fisiológico, contribuyendo así a incrementar la percepción de competencia y de dominio personal del paciente. La relajación, además puede contribuir a mejorar las frecuentes alteraciones de sueño que pueden sufrir los pacientes con dolor crónico.

  • Hipnosis: “Un conjunto de procedimientos que a través de sugestiones consiguen cambios subjetivos en la experiencia del dolor”. Utiliza la vivencia subjetiva de la persona para distraerlo de su concentración en el dolor, por medio de metáforas. Si el paciente es capaz de imaginar (aunque sea a partir de ayuda del terapeuta), de imaginar una experiencia particular de forma vívida, eso podría ser utilizado para contraatacar la experiencia del dolor.
  • Psicoterapia: Se trata de que el paciente elabore su conflicto psicológico a través de una dinámica analítica, esta puede ser de forma individual o grupal. Este tipo de terapias resulta muy útil en pacientes que presentan una problemática psicológica profunda asociada al dolor.

Desde el centro de psicología Canvis en Barcelona, podemos orientarte y ayudarte si estás sufriendo dolor crónico, nuestros psicólogos podrán utilizar técnicas de relajación a demás de la terapia psicológica para intentar llevar mejor esta situación e intentar impedir que te implique en muchas áreas de tu vida y que puedas llevar una mayor cotidianeidad sin tanto dolor o al menos con más adaptabilidad.