El bajo rendimiento académico es una de las causas más comunes de consulta en psicología infantojuvenil. Conocer cómo ayudar a los niños y niñas que lo padecen es esencial para las familias con las que conviven.

Los problemas para aprender en la escuela, para hacer los deberes o para atender focalmente a una actividad que requiere un alto grado de concentración, son síntomas que presentan un alto porcentaje de niños, niñas y adolescentes, al mismo tiempo que una de las preocupaciones más recurrentes en las familias que consultan en centros psicológicos.

¿A qué se deben esas manifestaciones sintomáticas? No hay una respuesta concisa y clara que responda a esta pregunta, ya que las dificultades de aprendizaje pueden deberse a diversos motivos y, como la mayor parte de problemáticas psicológicas, responden a una complejidad multicausal de factores.

No obstante, para entender su funcionamiento, suelen englobarse en dos tipos: las dificultades específicas de aprendizaje (o trastornos del aprendizaje) y las dificultades de aprendizaje no específicas, las cuáles no forman parte de un cuadro sintomático concreto, pero que pueden requerir igualmente recursos externos que ayuden a los niños que las padecen a poder ser más adaptativos en el contexto escolar.

Cabe añadir que existen trastornos del neurodesarrollo que pueden afectar a los aprendizajes de forma secundaria, además de factores emocionales, sociales, educativos, cognitivos y conductuales que puedan estar afectando al rendimiento académico, e incluso pueden ser la causa principal.

La evaluación psicológica es compleja y especializada, siendo esencial el diagnóstico diferencial. La intervención deberá llevarse a cabo de forma interdisciplinar, y ser lo más individualizada y pormenorizada posible, para poder abarcar toda la complejidad de cada caso específico.

¿Por qué a los niños y niñas les cuesta aprender?

Contestar a esta pregunta no es fácil ya que, por un lado, existen factores distintos que puedan afectar a cada caso individual, así como múltiples factores que estén actuando al mismo tiempo, influyéndose entre sí, por lo que encontrar la causalidad entre ellos es una tarea complicada, que requerirá una evaluación profesional pormenorizada, así como una intervención global, que los pueda contemplar todos al mismo tiempo.

Características individuales, como el distinto tipo de procesamiento y nivel cognitivo de niños y niñas, los distintos intereses, los distintos tipos de ayuda y apoyo que puedan tener, tanto en casa como en la escuela, los factores emocionales, el carácter, el nivel base de atención y motivación, son algunos aspectos influyentes.

En este artículo trataremos trastornos específicos, intrínsecos en el individuo, que afectan directamente en los aprendizajes, así como otros factores que pueden estar influyendo a un bajo rendimiento académico que, si bien no puede saberse en muchos casos si son causa o consecuencia, sí implican un impacto en los síntomas principales, por lo que han de tenerse en cuenta a la hora de abordar las dificultades.

Dificultades específicas de aprendizaje (DEA)

Las dificultades de aprendizaje son una agrupación de problemáticas muy heterogéneas que tienen en común el desarrollo de necesidades educativas especiales (NEE) y, en la mayoría de los casos, adaptaciones curriculares en la forma de llegar a los aprendizajes o/y en el contenido de éstos.

Las dificultades específicas de aprendizaje corresponden a agrupaciones sintomáticas que cumplen con criterios para clasificarse en un diagnóstico psicológico descrito por alguno de los manuales utilizados. En el manual DSM-5, son denominados trastornos específicos del aprendizaje, existiendo tres tipos diferenciados:

  • Con dificultades en la lectura: Estas dificultades pueden incluir problemas en la precisión, en la velocidad y/o en la comprensión lectora.

La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje de la lectura que incluye características específicas: problemas para el reconocimiento de las palabras, dificultad de deletreo y errores ortográficos frecuentes. Las personas con este diagnóstico pueden tener problemas de comprensión lectora o de razonamiento matemático, secundarios a los síntomas principales.

Este mismo blog de Canvis contiene un artículo específico sobre la dislexia que puede consultarse para ampliar información, ya que la dislexia es el trastorno específico del aprendizaje más frecuente entre los niños y niñas en edad escolar.

  • Con dificultades en la expresión escrita: Estas dificultades pueden incluir problemas con la ortografía, la gramática, la puntuación, la claridad y/o la organización de los textos escritos.

La disortografía es una dificultad para aprender y aplicar las normas ortográficas a la hora de escribir el idioma habitual. Los niños y niñas con disortografía pueden tener errores en la escritura de algunas grafías, por un problema relacionado con el almacén ortográfico. Puede ir asociada o no a la dislexia: el diagnóstico diferencial es esencial.

La disgrafía es un trastorno relacionado con la calidad de la grafía al escribir, llegando en algunos puntos a realizar una caligrafía ilegible: letra grande, sin respetar espacios, irregular… que lleva a los niños y niñas a realizar un sobreesfuerzo en las actividades escritas. La causa es una descoordinación de los músculos del brazo y de la mano.

Aunque estas dos últimas dificultades específicas no queden contempladas en el manual DSM-5, son numerosos los clínicos y profesionales de la educación que siguen utilizándolos como diagnósticos específicos para describir las dificultades del aprendizaje que pueden dar lugar a problemas durante la etapa escolar.

  • Con dificultad matemática: Los niños y niñas con este diagnóstico pueden tener dificultades con el sentido de los números, con la memorización de operaciones aritméticas, con el cálculo correcto o fluido y/o con un razonamiento matemático correcto.

La discalcúlia es un concepto relacionado con las dificultades en las matemáticas, que incluye al mismo tiempo dificultades en el procesamiento de la información numérica, en el aprendizaje de las operaciones aritméticas y en el cálculo correcto o fluido.

Estos trastornos pueden variar en gravedad, dependiendo de los apoyos y ayudas que el niño o la niña precise para poder adquirir nuevas destrezas y aprendizajes, especialmente a nivel académico, aunque cabe añadir que en numerosas ocasiones también afectan a otras actividades del día a día.

Todos ellos tienen en común una dificultad evidenciada para el aprendizaje y el uso de los conocimientos académicos, estando por debajo de la edad cronológica y que interfieren significativamente en su vida diaria, sin que puedan estar explicados por una discapacidad cognitiva, por trastornos visuales o auditivos, o por otros trastornos del neurodesarrollo.

Son detectados durante la edad escolar, aunque pueden no ser evidentes hasta que las demandas académicas o diarias sobrepasen los recursos de la persona para compensarlas.

Dificultades no específicas de aprendizaje

Esta categoría no se encuentra descrita en los manuales diagnósticos, ya que corresponde a niños y niñas que presentan dificultades de aprendizaje que no cumplen los criterios mínimos para ser englobadas dentro de un trastorno específico.

Así, podemos encontrarnos niños y niñas que, aunque no desarrollen un trastorno específico, no cumplen con las exigencias académicas consideradas para su edad de desarrollo, esto es, tienen un rendimiento académico bajo que preocupa a su entorno.

En estos casos, habrá que encontrar otros factores que estén interfiriendo en su rendimiento y, en la mayoría de los casos, también estarán influyendo en otros ámbitos de la vida del menor. Posteriormente en este artículo se hará mención a estos factores, los cuales requerirán en muchos casos una ayuda especializada y, en algunas ocasiones, adaptaciones escolares.

Otros trastornos del neurodesarrollo que influyen en los aprendizajes

Existen otros trastornos descritos en el manual DSM-5 que también afectan, de manera más o menos grave, a la adquisición de los diferentes aprendizajes y que pueden influir en mayor o menor medida en el rendimiento académico. En este apartado se introducen los más frecuentes:

  • Discapacidad intelectual: Deficiencia evidenciada, mediante pruebas estandarizadas, de las funciones intelectuales y del comportamiento adaptativo que, sin apoyos adecuados, limitan el funcionamiento diario de la persona y que aparecen durante el período de desarrollo. La gravedad dependerá del nivel de dominio en la habilidad conceptual, social y práctica.
  • Trastorno del lenguaje: Déficit en las capacidades lingüísticas, observado y evidenciado mediante pruebas estandarizadas, en la producción o comprensión del lenguaje, que incluye: vocabulario reducido, estructura gramatical limitada y deterioro del discurso. Este déficit no se explica por otra afección médica o neuropsicológica, y aparece durante el período de desarrollo.
  • Trastorno del espectro autista (TEA): Patrón de comportamiento y pensamiento caracterizado por deficiencias en la comunicación y la interacción social, además de patrones repetitivos de comportamientos, intereses o actividades, presentes desde las primeras fases del desarrollo y que causan un deterioro significativo en la vida diaria de la persona.
  • Trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH): Síntomas persistentes de hiperactividad y/o inatención, que están presentes desde las primeras etapas del desarrollo (aparecen antes de los 12 años), estando presentes en dos o más contextos e interfieren significativamente en la vida de la persona que los padece.

Otros factores que afectan a los aprendizajes

Además de las dificultades de aprendizaje per se, hay otros factores que pueden estar afectando al rendimiento académico, bien combinándose con los problemas de base o bien siendo la causa principal del bajo rendimiento. A continuación, se describen algunos de los factores que han de tenerse en cuenta, tanto a la hora de intervenir como a la hora de hacer un diagnóstico diferencial:

  • Factores emocionales: Cuando una niña o un niño está pasando por un momento emocional complicado, las consecuencias pueden ser numerosas y, depende de los recursos compensatorios personales, podrán influir en la capacidad de aprendizaje en mayor o menor medida.

La motivación es una de las características emocionales que más directamente se ha relacionado con los aprendizajes. Por un lado, una dificultad de aprendizaje de base puede provocar sentimientos de impotencia y frustración que disminuirán la motivación para los aprendizajes. Del mismo modo, las emociones desagradables intensas disminuyen la motivación, provocando dificultades secundarias de aprendizaje, sin que exista un déficit neurológico de base.

La educación emocional, cada vez más frecuente dentro de los currículos escolares, pone de manifiesto la importancia de la identificación, la regulación y la expresión emocional adecuadas, para poder poner en orden las distintas experiencias que van viviendo los niños y niñas y que influyen directamente en su día a día, incluyendo el rendimiento escolar.

  • Factores sociales: Los conflictos familiares son una fuente de perturbación emocional importante para los niños y niñas, así como la implicación de éstos en las tareas escolares, ajustándose a las necesidades de desarrollo. Las relaciones sociales, cada vez van cobrando más relevancia, así como el grupo clase juega un papel primordial en la regulación de las distintas características individuales.
  • Factores conductuales: La baja motivación puede provocar conductas en la persona de baja implicación escolar, aspecto que puede llevar a un bajo rendimiento académico, si los recursos personales no son suficientes para compensar las demandas externas.

Las conductas inadecuadas de algunos niños, niñas o adolescentes, también puede ser la causa directa del bajo rendimiento escolar. Los problemas de conducta son fruto de una interacción compleja entre el niño o niña y el entorno, y son susceptibles de transformación si se implican todos los elementos del sistema que los mantiene.

  • Factores cognitivos: Más allá de la capacidad cognitiva del individuo (inteligencia), hay otros factores que pueden estar obstaculizando el rendimiento académico y que se relacionan en muchos casos con síntomas como déficits atencionales, bloqueos o inseguridade

Los pensamientos tienen un papel relevante en la funcionalidad personal, incluyendo el área de los aprendizajes. Si la persona tiene tendencia a autoverbalizaciones negativas constantes, esto entorpecerá la consecución de las metas que se proponga. Más allá de forzar el pensamiento positivo, hay que explorar qué está sucediendo dentro del funcionamiento psíquico.

  • Factores educativos: Hay que tener en cuenta que, exista o no un diagnóstico específico, no todas las personas aprenden de la misma manera. Así, aspectos curriculares poco adaptados a cada caso específico, la formación de los docentes en neurodiversidad o aspectos institucionales, también deberán ser tomados en consideración. El estilo educativo familiar, y cómo éste se asemeja o difiere al del centro educativo, hace que la coordinación constante entre familia y escuela sea un aspecto esencial.

¿Cómo ayudar a un niño o niñas con dificultades para aprender?

Normalmente, es en el centro escolar donde se identifican las primeras señales de alarma. El primer paso es la comunicación familia-escuela, para poder decidir el siguiente paso en su conjunto. Si el centro tiene departamento psicopedagógico, suele ser consultado antes de acudir a un profesional externo.

Una vez familia y escuela estén de acuerdo en que el rendimiento del niño o la niña es más bajo que su nivel de desarrollo, el siguiente paso será consultar con un profesional externo (psicólogos/as) que pueda hacer una exploración pormenorizada, para detectar o descartar dificultades específicas del aprendizaje u otros trastornos que puedan estar afectando a los aprendizajes.

En la mayoría de ocasiones, los mismos profesionales que han hecho la exploración recomiendan adaptaciones escolares y guían a las familias sobre la mejor forma para ayudar a sus hijos e hijas. En algunos casos, es necesario una intervención psicológica o psicopedagógica que pueda ayudar al niño/a con sus dificultades, desarrollando recursos y abordando los síntomas que las acompañan.

Si su hijo o hija tiene dificultades de aprendizaje que interfieren en su vida diaria, consulte a Canvis, centro de psicología en Barcelona. Nuestros psicólogos expertos en psicología infantojuvenil estarán a su disposición para ayudarlos.