Imaginar que vais dos en un coche pequeño lleno de maletas y trastos, conduciendo a toda velocidad, igual que vamos en la vida, y tenéis que recoger a alguien con quien habéis quedado para ir juntos hasta la siguiente aventura. Éste, al entrar en el coche, va a apretar las cosas para poder hacerse un sitio, de forma que, aunque los dos vayáis a primera fila, vais a tener que tirar vuestros asientos hacia delante y coger cosas de detrás para ponéroslas en los pies y dejar espacio. Además, el nuevo miembro, emocionado y lleno de energía, os va a abrumar un poco con todas las ideas y planes que ha tenido, sin dejar de hablar durante todo el viaje.

Pues bien, si os podéis llegar a imaginar un poco lo que estarán sintiendo los dos personajes iniciales de nuestra historia, veréis que no es muy distinto al estrés generado en una pareja tras la llegada de un tercero en sus vidas: los hijos.

En este artículo, vamos a hablar sobre las dificultades que pueden surgir en la vida de pareja tras la llegada de los hijos, las causas que las mantienen allí, y vamos a dar algunas recomendaciones e ideas para superarlas para así, poder cuidar la relación sentimental de pareja y no dejar que esta se vea sobrepasada por la gran experiencia y aventura que implica la llegada de los hijos.

¿De qué modo aparece la crisis de pareja tras la llegada de los hijos?

En la vida, pasamos por decenas de etapas distintas, cada una con unas características específicas que nos hacen sentir más fuertes o más débiles, más ilusionados o más desesperanzados, más contentos o más tristes, más estables o, todo lo contrario, más inquietos y perdidos, etc.

Y de todas ellas, las más difíciles y duras de sobrellevar suelen ir acompañadas de cambios vitales importantes. Los cambios pueden ser de diversa índole, como un cambio de residencia, un cambio de estudios, de profesión, la pérdida de alguien muy cercano, etc. Pero el cambio, por excelencia, más abrumador e impactante, es el de la llegada de los hijos. Este implica un cambio de vida verdaderamente impresionante.

En el momento en el que una pareja tiene hijos, el mundo que hasta ahora les rodeaba cambia repentinamente. Para empezar, dejan de ser una pareja para convertirse en una familia. Y aunque esto puede parecer un cambio sutil, ya que solo se está pasando de una relación de dos personas a una de tres, esta tercera persona llega dispuesta a conquistar el terreno de los tres.

Y es entonces cuando la pareja empezará a notar cambios en su relación:

  • Desaparición de la intimidad: de repente, desaparecen en gran medida los espacios para la conversación íntima en casa, el poder expresar sus preocupaciones entre ellos acerca de sus sentimientos, sus historias en el trabajo, etc. Nada más entrar por la puerta, ambos dirigen sus ojos hacia sus hijos, su cura, su educación, etc.
  • Disminución de las relaciones sexuales: ya no hay espacio físico ni temporal para las relaciones sexuales. Algunos padres, durante los primeros meses del bebé, prefieren tener su cuna dentro de su habitación para facilitar su vigilancia por la noche. Otros, hasta los dejan dormir con ellos cada vez que tienen miedo, pudiendo llegar a ser esto cada noche en algunos casos y hasta edades bastante avanzadas (6 – 7 años).
  • Sensación de pasar de tener una pareja a tener un compañero o una compañera de piso: con la llegada de los hijos, la casa puede empezar a quedar cada vez más desordenada de lo habitual, llegando al punto de hasta ser un factor más de estrés para ambos y esto provoca que se puedan desencadenar las mismas conversaciones que tendrían dos compañeros de piso en cuanto al orden, la limpieza y demás. Ya no hablan entre ellos como pareja sino, como compañeros que tienen que llegar a unos objetivos de orden para sentirse cómodos en su vida en casa.
  • Sensación de incomprensión por parte de la pareja: a menudo, cada uno con los roles que adquiere, ya sean por voluntad propia y a consciencia, o de alguna forma impuestos por la sociedad, puede sentir que no recibe del otro lo que debería o desearía. En muchas parejas, las mujeres se quejan de que no reciben el apoyo necesario en la cura de los niños y que parece que sólo se encarguen ellas de organizarlo todo cuando, además, también tienen su trabajo remunerado fuera de casa. Y, por otro lado, en muchos casos, los hombres se pueden sentir fuera del “equipo”, dado que ven que la mujer lo hace todo bien y que su implicación es casi innecesaria. Entonces, se van apartando y la mujer tiende a ver esto, como una acomodación por parte de él. Así mismo, también hay muchos hombres que se quejan de dejar de recibir la atención que desearían por parte de su pareja, que “está todo el día” focalizada sólo en los hijos, sobretodo al inicio.
  • Aparición de más momentos de tensión y enfado: las discusiones son habituales después de todo lo comentado hasta aquí. Pueden surgir tanto por la educación de los niños, como por las tareas de la casa, como por la falta de comprensión mutua entre ellos.

 

Principales motivos de la crisis de pareja cuando se tienen hijos

Todos estos cambios percibidos que acabamos de comentar no aparecen así porqué sí, por norma. Todos ellos surgen por los siguientes motivos:

  1. Sueño interrumpido: durante los primeros meses del bebé, los padres se levantan entre una y varias veces cada noche para calmarlo de los llantos. A veces, un pequeño ruido ya los alerta y se despiertan de golpe, de forma que pierden muchas horas de sueño, provocando en su día a día, fatiga y un bajo estado de ánimo.
  2. Cansancio y acumulación de tareas: al principio, los padres se pueden sentir muy abrumados por el elevado volumen de nuevas tareas que implica un tener un bebé o un hijo en casa, que sumadas a las que ya llevaban cada uno, pueden provocar una sensación de ahogo y agotamiento. Esto, a su vez, les puede provocar más irritabilidad a la hora de tomar decisiones y comunicarse entre ellos.
  3. Conversaciones monotemáticas: es habitual que ante todos los cambios y nivel de estrés creado por todo lo anterior, sea el tema de los hijos y su manutención el único tema de interés en la casa. Los padres, apenas tienen tiempo buscar otros temas o ni siquiera lo ven apropiado o pensable.
  4. Discrepancias durante la educación de los hijos: cuando aún no se han tenido hijos, la educación de los futuros niños que vendrán puede parecer muy idílica, todos se crean sus planes perfectos de educación e imaginan lo bien que les irá a sus hijos. No obstante, cuando llega el momento de la verdad y se encuentran con unos hijos que están en constante cambio, con su propia personalidad, motivaciones, habilidades y debilidades, los padres tendrán que ir adaptándose a ellos e ir tomando una gran cantidad de decisiones con las que será habitual que discrepen, ya que cada uno se aferrará a su modelo de educación.
  5. Desacuerdos con la familia extensa: dado que a menudo es necesario contar con los padres de la pareja para sobrellevarlo todo, se hace obligada la relación con ellos y, al final también, los intercambios de opiniones sobre la educación de los niños con ellos, lo que puede llevar a más situaciones de tensión y enfado.
  6. Inercia: con los hijos, el volumen de trabajo en casa es tan alto que se crea una especie de modo piloto para terminar rutinas y se deja de lado la relación de pareja.

 

Terapia de pareja en la etapa de crianza de los hijos

Como indicábamos antes, todos los cambios percibidos en la pareja tras la llegada de los hijos y durante su crianza, no tienen que ser así por norma. Hay unos motivos que los originan y, por lo tanto, si nos focalizamos en ellos y cuidamos cada aspecto detectado, la relación de la pareja se verá altamente fortalecida.

En el Centro de Psicología Canvis, ayudamos a las parejas que están pasando por esta fase de cambios a partir del reencuentro de ambos miembros para reforzar su comunicación, la empatía con el otro, el reconocimiento mutuo por el esfuerzo que hacen ambos están haciendo cada día y, les recomendamos también, seguir una serie de pautas que les van a facilitar mucho si día a día:

  1. En el caso de haber optado por compartir habitación con el bebé en un inicio, tienen que recordar que cuando consideren que ya ha llegado el momento, tienen todo el derecho de recuperar su intimidad en su dormitorio y hacer el traspaso del niño o niña en su habitación. Existen gadgets fantásticos para poder hacer este traspaso más cómodo y llevadero.
  2. Asegurarse de hacer un reparto equitativo de las tareas domésticas y de la cura de los hijos. Esto facilitará que ninguno de los dos se sienta demasiado saturado y se eliminarán tensiones innecesarias entre ambos.
  3. Encontrar momentos para los dos para hablar de temas fuera del contexto de los hijos y la casa, y buscar actividades distintas para realizar juntos.
  4. Aprender a ser asertivos en la comunicación con los familiares que los están ayudando a la hora de expresarles aquellos temas que se consideren importantes o necesarios en la educación de los hijos.
  5. En el caso de que las relaciones sexuales se hayan visto afectadas, algo normal después de un embarazo, por lo cambios psicológicos y hormonales que hay, recomendamos acudir a un profesional que les ayude a mejorar este aspecto y encuentren una forma de vivir la sexualidad que se adapte a quienes son y a sus vidas.

Dentro del equipo de profesionales del  Centro de Psicología Canvis hay expertos en ayudar a la pareja en este momento vital en donde se dan todos los  cambios descritos arriba. Acudir a tiempo ayuda a los dos miembros de la pareja a comprender los motivos por los que se dan los cambios,  ayuda a transitar y triangular en la nueva situación y se evita un malestar innecesario si no se  visibiliza el nuevo estadio.