¿Por qué a mí? Es una pregunta que podemos hacernos el diagnóstico de un cáncer y lo que supone su tratamiento.  A pesar de los avances en investigación, no hay una respuesta clara, pero éste puede hacer que nos sintamos injustamente tratados por la vida, por dios…  presentando cierta hostilidad hacia la vida y el mundo, y entrando en un círculo vicioso nada beneficioso.  Pero:

¿Qué es el cáncer?

El cáncer es una enfermedad compleja que puede iniciarse en diferentes órganos y de formas diferentes.

Concretamente, consiste en la proliferación de células o multiplicación de la misma cuando no es necesario, haciéndolo sin cesar, invadiendo zonas de su alrededor( tumor maligno) y moviéndose a través de vasos sanguíneos( metástasis)

A nivel psicológico, el cáncer puede conllevar diferentes repercusiones en función del momento en que se encuentre: antes del diagnóstico, en el diagnóstico y durante el tratamiento, así como a nivel familiar y social.

  • Prediagnóstico: El primero de ellos, comienza antes del diagnóstico. Es frecuente que podamos encontrarnos nerviosos, con palpitaciones y problemas digestivos relacionados con la espera del diagnóstico aunque pueden ir alternando con pensamientos como “ no será nada”. Cuando ocurre este tipo de situaciones es importante utilizar “la relajación” pero hay que tener en cuenta que su utilización aportará beneficios o perjuicios en función de cada persona , por lo que se ha de acudir a profesionales especializados.
  • Diagnóstico: En la etapa del diagnóstico se pueden sentir diferentes emociones como ira, tristeza, miedo, asco y alegría pues puede verse el diagnóstico como una amenaza de muerte. A veces pueden ser muy intensas, interfiriendo en el normal funcionamiento de nuestra vida o bloqueándonos. En consecuencia, es frecuente la aparición de ansiedad y depresión, y, aunque al comienzo son reacciones normales si se mantienen en el tiempo o aumentan en intensidad pueden interferir en nuestra vida cotidiana. Cabe destacar, que dentro del ámbito de la psicooncología, es más conocido el término distrés para conceptualizar las repercusiones psicológicas pero no psicopatológicas como pueden ser el término ansiedad y depresión.

 Ansiedad: La ansiedad es frecuente también durante el inicio del tratamiento y durante la realización de las pruebas diagnósticas o de control. Esta es una respuesta al miedo debido a la anticipación de situaciones negativas que implican una amenaza puesto que podemos percibirla como no controlable. Esto se refleja en lo que pensamos (pensamientos de preocupación), a nivel fisiológico (palpitaciones, sudoración, tensión) y en lo que hacemos( evitamos situaciones).

Mención especial tiene el insomnio, reacción habitual ante tensión o nerviosismo. Se puede encontrar insomnio de conciliación o de primera fase(le cuesta más comenzar a dormirse) insomnio de segunda fase o despertares recurrentes( el comienzo ha dormido bien pero se va despertando a lo largo de la noche) e insomnio de tercera fase o despertar precoz( se despierta antes de lo previsto). A veces se utilizan fármacos, pero también es necesario establecer rutinas de sueño para disminuir el impacto de este en la vida.

Por último, debido al bloqueo que puede producirse con la ansiedad es recomendable durante  el cáncer, aceptar las emociones y posponer decisiones importantes.

  • TRATAMIENTO: Cuando se inicia un tratamiento la reacción psicológica frecuente es también la ansiedad debido a que son terapias arduas con repercusiones a nivel psíquico y familiar.

Durante el tratamiento, la depresión se puede sentir por su relación con la tristeza apareciendo a medio y largo plazo como consecuencia de los hechos negativos que pueda acontecer o el alargamiento del tratamiento en el tiempo. Si sentimos una tristeza muy profunda puede hacer que no disfrutemos de las actividades placenteras o que lleguemos a situaciones muy negativas que se convierten en depresión. Pero la emoción de tristeza puede ser una emoción normal y adaptativa, aunque hay que analizarla y aceptarla. Normalmente con el cáncer puede llegarse a experimentar depresiones leves por el tratamiento prolongado junto a los efectos secundarios como el cansancio, así como reacciones psicológicas como preguntas sobre en sentido la vida o la desesperanza.

Esto es lo que conoce como la tríada: emociones negativas como la tristeza, pensamientos negativos como “para qué sirvo” y conducta inhibida como dejar de hacer cosas, no arreglarse, no hacer la comida… Ambas se relacionan entre sí pues si pensamos que para qué sirvo, sentiremos tristeza, y, no tendré ganas de hacer nada, llegando a la conocida como espiral depresiva. Ante esta situación se recomienda acudir a un profesional, pero podemos aplicar ciertas pautas como:

  • Ponerse el despertador cada día a una hora razonable manteniendo el ritmo de día/noche normal (adaptada según los efectos secundarios)
  • Seguir rutinas de higiene y alimentación
  • Realizar actividades cortas y largas fuera de casa con o sin compañía de otras personas ajenas en función de la elección personal tuya como enfermo.
  • Es importante realiza esto de manera gradual en función de que seas capaz.

Otros fenómenos que destacar son:

  • La percepción del paso del tiempo. Estudios informan que se viven de manera más lenta pues es angustioso tener en cuenta siempre el calendario (visitas, pruebas…)que pueden indicar si seguir el tratamiento o si se ha empeorado.
  • La fatiga derivada de los tratamientos no se ha de confundir con la espiral depresiva, por ello el médico será quien indique el mismo.
  • Solapamiento de otros síntomas del tratamiento con síntomas depresivos tal como hemos descrito antes hace necesario ayuda profesional.
  • Múltiples profesionales y tomas decisiones. Cuando hay varios profesionales que nos tratan pueden generar cierta ansiedad y malestar debido a diferentes formas de tratar e interpretar lo que dicen, es por ello que se aconseja hablar abiertamente con ellos y de manera asertiva para que ellos tengan en cuenta su estado psicológico
  • La toma de decisiones en cuanto a elegir qué tipo de tratamiento puede estar mediado por las emociones del momento. La ansiedad puede mediar en nuestra capacidad de razonamiento, tomando decisiones de manera rápida y sin reflexionar, no entender los términos médicos y/o no entender datos sobre supervivencia, así como una sensación de urgencia del tratamiento. Es por ello, recomendable:
  • Tomarse todo el tiempo posible
  • Trata de entender en la medida de lo posible su diagnóstico (qué tipo, donde se localiza…)
  • Tener clara la opciones de tratamiento: objetivos del tratamiento(reducir tumor, curación..) repercusiones en la calidad de vida a corto, medio y largo plazo y probabilidades de curación.
  • Cuenta con familiares o amigos que acudan a las visitas con usted porque podrán tener más claridad para entender lo que te dicen los profesionales y pueda ayudarte en todo el proceso
  • Haga lista de lo que quiere preguntar usted o su familia pues las emociones pueden interferir cuando esté con el médico
  • Sentirse positivo puede repercutir en mi curación. A veces se evita la emociones negativas que el cáncer genera ya sea porque es lo que se espera u otras circunstancias En este sentido es importante aceptar la emociones, para ello con ayuda profesional se puede identificar y aceptarlas (como el estar enfadado, o triste…) rebajando la intensidad, aceptándose a uno mismo y el camino que le toca vivir.

Repercusiones Psicológicas en los miembros de la familia

Los datos han revelado que la familia puede tener también las mismas repercusiones a nivel psicológico encontrando ansiedad, depresión y estrés. Las demandan que recaen en el familiar con cáncer también tiene consecuencias en su propia salud:

  • Cuidados prácticos (curar heridas, ayudar en situaciones de debilidad física del enfermo, intermediarios con enfermeros, tareas médico-administrativas…)
  • Búsqueda de información (Acudir tu familiar a la visita porque el enfermo tiene miedo.)
  • Soporte emocional al enfermo (el familiar puede reaccionar de muchas maneras, pero, ocurre que, a este, no se le permite que llore o que se desespere. De hecho, el 72 % de los familiares no reciben apoyo psicológico especializado)
  • Rol del hogar: La enfermedad implica cambios en la organización. A veces el familiar realiza tareas que previamente hacía el enfermo, sobrecargándolo.
  • Comunicación: Se observa dificultades en los familiares más cercanos que no saben cómo hablar del tema, debido al miedo al mismo evitándolos. Eso se conoce como el Síndrome de la lupa pues en ante situaciones negativas el enfermo tiene un “lupa” a nivel emocional que hace estar más atentos a las reacciones de los demás, interpretando lo que está pasando. Es por ello que es importante hablar del tema lo más abiertamente posible cuando esté relajado y la situación sea adecuada.

¿Debo explicarlo a los niños?

 Es frecuente preguntar cómo se afronta la enfermedad cuando hay niños sobretodo en la fase de tratamiento. Principalmente, es importante tener en cuenta la edad evolutiva de los niños, así como la personalidad y vivencias de cada uno.

  • No hemos de sentirnos obligados a hacerlo o no ,y tener prisa. No hay mejor ni peor opción, usted conoce mejor a sus hijos por lo que ha de valorar su comportamiento, valores o su propia personalidad.
  • No existe tampoco un momento adecuado, aunque es más conveniente cuando ellos comienzan a preguntar o comentar se cual se ala edad. Lo niños notan cambios en el hogar como quien le recoge, baña o hace la comida sobre todo en edades tempranas. Por otra parte, en la adolescencia no es infrecuente que exista dificultad para hablar con ellos muy relacionada por la propia etapa evolutiva.
  • Así mismo derivado del tratamiento, muchos padres pueden sentirse fatigados y con dificultades para seguir unas normas educativas en casa. Una técnica que puede servir de ayuda es la economía de fichas que consiste a través de un sistemas de puntos en alcanzar algún objetivo que queramos (por ejemplo, no pegarse entre hermanos) a través de su realización y negociación con su posterior premio. Para ello, puedes acudir a ayuda profesional.

Relaciones sociales ¿debo explicarlo?

Esta es, otra pregunta que suele invadir cuando se es enfermo de cáncer. Cada persona percibe, entiende o siente el apoyo de una forma, única y propia pues la historia personal y relacional de cada no es valorable. Por tanto, no hay única respuesta.  Usted debe ser quien decida qué explicar a quién, cuándo y cómo, no se autoetiquete por ejemplo de” quien no habla no lo asume

¿Pero qué ocurre si decido no hablarlo?

Es importante decir no de forma asertiva, es decir negarse partiendo de nuestros propios derechos sin gritos o peleas. Para ello, hemos de utilizar un estilo de comunicación más asertivo, evitando con ello, que el enfermo evite este tipo de situaciones sociales por miedo.

El estilo asertivo lo que podemos practicar de la siguiente manera

  • Usar más él “yo” o “nosotros”
  • Tener claro lo que se quiere expresar o conseguir con frase tipo como “prefiero no hablar de ello ahora” gracias, pero ya hablaremos en otro momento”
  • Usar la técnica del disco rayado. A veces insisten en hablar, pero, por ello es importante mantener su propio deseo.

Conclusión

En resumen, a todas las preguntas que hemos ido abordando se aconseja:

  • No hay una fórmula buena o mala
  • No hay una persona o personas idóneas
  • No hay un momento mejor
  • Y sobre todo recuerde: No es obligatorio explicarlo

Desde Canvis, te ayudaremos y acompañaremos en  el  proceso de la enfermedad, teniendo en  cuenta las particularidades, su contexto y  las necesidades de cada persona.