El retraso madurativo (RM) implica un ritmo de desarrollo más lento en áreas como la motricidad, la comunicación, la cognición, la socialización y las actividades de la vida diaria. Entre sus causas destacan factores genéticos, complicaciones perinatales, ambientales o desconocidos. La detección precoz resulta fundamental para aplicar estrategias de intervención eficaces que favorezcan el desarrollo integral del niño y prevengan dificultades futuras. El artículo analiza síntomas de alerta, modelos de intervención como GAME y NDT, y destaca la importancia de la participación familiar y del trabajo interdisciplinario. Se concluye que una intervención temprana y adaptada puede mejorar significativamente el pronóstico de los niños con RM.
El desarrollo infantil es un proceso complejo y único para cada niño. Sin embargo, en ocasiones, algunos pequeños presentan un ritmo de maduración más lento en comparación con sus pares, lo que se conoce como retraso madurativo. Este término se utiliza cuando un niño no alcanza los hitos del desarrollo esperados para su edad en áreas como el lenguaje, la motricidad, la socialización y las habilidades cognitivas.
Causas del Retraso Madurativo
Las causas del retraso madurativo pueden ser diversas y, en muchos casos, multifactoriales:
- Factores Genéticos: Algunas condiciones hereditarias, como el síndrome de Down o el síndrome de X frágil, pueden influir en el desarrollo del niño.
- Complicaciones Perinatales: Problemas durante el embarazo o el parto, como la prematuridad o infecciones, pueden afectar el desarrollo neurológico del niño.
- Factores Ambientales: La falta de estimulación adecuada, desnutrición o condiciones socioeconómicas desfavorables pueden contribuir a un desarrollo más lento.
- Causas Desconocidas: En algunos casos, no se identifica una causa específica para el retraso madurativo.
Estudios recientes sugieren que una combinación de factores biológicos, ambientales y del sistema de salud puede condicionar significativamente el desarrollo infantil. Por ejemplo, en una revisión realizada en Singapur, se encontró que una intervención temprana estructurada tiene un impacto positivo sobre el desarrollo cognitivo y adaptativo de niños con retraso madurativo, especialmente cuando se inicia antes de los tres años.
Síntomas y Señales de Alerta
Es fundamental que padres y educadores estén atentos a posibles signos que puedan indicar un retraso en el desarrollo. Los síntomas del retraso madurativo (RM) pueden variar según la edad y la gravedad del caso, pero suelen implicar un retraso de al menos un 25% respecto al desarrollo esperado en una o más áreas: motricidad gruesa y fina, cognitiva, sensorial, comunicativa, social y actividades de la vida diaria (Gündoğmuş, Bumin, & Yalçın, 2024).
- Motricidad: Los niños con RM suelen mostrar dificultades en:
- Motricidad gruesa: dificultades para caminar, correr, saltar o subir escaleras. Estos retrasos pueden medirse con pruebas estandarizadas como la Bayley Scales of Infant Development-II Motor Scale (BSID-II) o la Peabody Developmental Motor Scales, 2ª edición (PDMS-2) (Bayley, 1993. En un estudio comparativo, se evidenció que tanto los niños con trastorno del espectro autista (TEA) como aquellos con RM sin TEA presentaban retrasos motores significativos, con diferencias claras respecto a los niños con desarrollo típico (Provost, Lopez, & Heimerl, 2007).
- Motricidad fina: problemas para agarrar objetos pequeños, manipular juguetes o utilizar utensilios.
Comunicación
Los retrasos en la comunicación incluyen:
- Falta de balbuceo, gestos o palabras simples después de los 12
- Dificultades para seguir instrucciones sencillas o expresar necesidades básicas.
- Ausencia de juegos simbólicos (por ejemplo, dar de comer a una muñeca).
Aproximadamente entre el 5% y el 12% de los niños presentan problemas de desarrollo del lenguaje en la primera infancia (Gündoğmuş et al., 2024).
Cognición
La disfunción cognitiva puede manifestarse en problemas de atención, resolución de problemas o memoria. Se calcula que cerca del 14,3% de los niños de 2 años presentan disfunción cognitiva (Gündoğmuş et al., 2024).
Desarrollo sensorial
Los niños con RM pueden tener alteraciones en el procesamiento sensorial: hipersensibilidad a sonidos o texturas, o una respuesta limitada a estímulos ambientales. Estas alteraciones pueden identificarse mediante el Infant/Toddler Sensory Profile 2 (ITSP-2).
Interacción social
Pueden aparecer dificultades para:
- Mantener contacto
- Compartir
- Mostrar afecto o interés por los demás.
Actividades de la vida diaria
Algunos niños no pueden realizar tareas propias de su edad como vestirse, alimentarse o usar el baño.
Riesgo de problemas de conducta
Los niños con RM tienen un mayor riesgo de presentar problemas sociales y emocionales (Gündoğmuş et al., 2024).
Prevalencia alarmante
Según Brian et al. (2019), el 77% de los niños de 3 a 6 años en Estados Unidos se encontraban por debajo del percentil 25 en competencias motoras, un dato que sugiere un descenso secular preocupante del desarrollo motor infantil.
Importancia de la Detección Precoz
Identificar tempranamente un posible retraso madurativo es esencial para implementar intervenciones efectivas. Una evaluación oportuna permite diseñar programas de estimulación adaptados a las necesidades específicas del niño, facilitando así su desarrollo y potenciando sus habilidades.
En un estudio longitudinal con niños norteamericanos, se destacó que los indicadores conductuales y sociales observables durante los primeros años pueden servir como predictores fiables de retrasos en el desarrollo, incluso antes de que estos se manifiesten de forma evidente.
Estrategias de Intervención
El abordaje del retraso madurativo debe ser integral y personalizado, considerando las particularidades de cada niño. Una intervención precoz, intensiva y adaptada puede mejorar sustancialmente el desarrollo de los niños con RM. Las intervenciones más efectivas son aquellas de carácter holístico, que incluyen habilidades motoras, cognitivas y sensoriales (Gündoğmuş et al., 2024).
La intervención precoz es considerada de vital importancia para niños con Retraso Madurativo (RM) o Retraso en el Desarrollo (DD, siglas en inglés) por diversas razones:
- Mejora de los resultados del desarrollo: Abordar los retrasos del desarrollo de manera temprana mejora significativamente los resultados en salud, bienestar y adquisición de habilidades emergentes.
- Prevención de problemas futuros: Los niños con DD persistente tienen mayor riesgo de dificultades de aprendizaje, problemas de conducta y trastornos funcionales a largo plazo. La intervención temprana puede mitigar estas
- Apoyo a diversas áreas del desarrollo: Aunque tradicionalmente los programas se enfocan en la motricidad, es fundamental incluir componentes sensoriales y cognitivos. La evidencia muestra que intervenciones multicomponente mejoran significativamente múltiples dominios del desarrollo (Gündoğmuş et al., 2024).
- Remediación del DD: Se ha demostrado que el retraso motor puede abordarse eficazmente mediante currículos estructurados y diarios impartidos por profesionales formados.
- Apoyo a factores de riesgo diversos: El DD puede afectar a niños de cualquier sexo, raza, estatus socioeconómico o índice de masa corporal, por lo que es esencial garantizar el acceso universal a servicios de intervención precoz (Brian et al., 2019).
- Importancia en el Trastorno del Espectro Autista (TEA): Dado que muchos niños con TEA presentan retrasos motores, la detección y abordaje temprano de la función motora es clave (Provost et al., 2007).
MODELOS DE INTERVENCIÓN
Modelo GAME (Goal Activity and Motor Enrichment)
Este modelo combina:
- Entrenamiento motor intensivo enfocado en objetivos
- Educación parental
- Enriquecimiento ambiental
Se ha aplicado con éxito en niños con RM, mejorando significativamente todas las áreas del desarrollo (Bayley III, ASQ, ITSP-2, PICCOLO) (Gündoğmuş et al., 2024).
- NDT (Terapia Neurodesarrollamental): Se centra en mejorar el control postural y los patrones de movimiento funcionales mediante la facilitación de movimientos adecuados y la inhibición de aquellos anómalos. Este modelo trabaja a través de la interacción entre el terapeuta y el niño, guiando el cuerpo del menor para fomentar respuestas motoras más eficientes. El objetivo es aumentar la independencia en actividades diarias, mejorar la movilidad y facilitar la participación activa del niño en su entorno.
Aunque es ampliamente utilizada, su eficacia puede aumentar cuando se combina con otros enfoques como el modelo GAME o programas domiciliarios.
SPEEDI e IBAIP
Estos enfoques también priorizan la educación parental y el enriquecimiento ambiental, con buenos resultados en la mejora de la funcionalidad global de los niños.
ACTIVIDADES ESPECÍFICAS
- Integración Sensorial (ASI): Dirigida a hipersensibilidades e hiposensibilidades. Mejora la autorregulación emocional y la participación en actividades diarias (Ayres & Robbins, 2005).
- Actividades cognitivas: Como juegos de memoria, clasificación de objetos y resolución de problemas. Estudios han demostrado mejoras en la atención y la planificación motora (Gündoğmuş et al., 2024).
- Entrenamiento motor: Enfocado en objetivos concretos establecidos junto con las
- Educación parental: Fundamental para mejorar las interacciones entre padres e hijos y asegurar la continuidad de la intervención en el hogar. El modelo PICCOLO permite monitorizar dichas interacciones con gran fiabilidad.
- Programas combinados clínico-domiciliarios: Son más efectivos que los programas exclusivamente domiciliarios, especialmente cuando hay un seguimiento profesional.
FACTORES PROTECTORES
- Inicio precoz de la intervención
- Compromiso familiar
- Acceso a servicios especializados
- Entorno enriquecido y estimulador
El estudio de Gündoğmuş et al. (2024) demostró que la coordinación interdisciplinaria mejora significativamente los resultados en niños con RM.
Además, según un estudio de revisión sistemática, las intervenciones que incluyen múltiples componentes y que son consistentes en el tiempo tienen mayores tasas de éxito, especialmente si se aplican en contextos naturales como el hogar y la escuela (Larson et al., 2013).
Conclusión
El retraso madurativo representa un desafío importante en el ámbito del desarrollo infantil, pero también una oportunidad para intervenir y transformar el pronóstico de muchos niños. Tal como se ha evidenciado a lo largo de este trabajo, las causas del retraso madurativo son diversas y abarcan desde factores genéticos hasta condiciones socioambientales. La complejidad de esta condición exige una comprensión profunda y una respuesta profesional adecuada, centrada en la detección precoz y la intervención temprana.
Detectar las señales de alerta desde los primeros años de vida permite actuar con mayor eficacia. Las dificultades en la motricidad gruesa y fina, el lenguaje, la cognición, la interacción social y las actividades de la vida diaria deben ser identificadas con rigor, utilizando herramientas estandarizadas y la observación clínica. Estos indicadores, si se abordan adecuadamente, permiten orientar programas terapéuticos eficaces que contemplen el desarrollo integral del niño.
Las estrategias de intervención precoz han demostrado ser fundamentales. No solo permiten mejorar los resultados del desarrollo en distintas áreas, sino que también previenen la aparición de problemáticas futuras asociadas al aprendizaje, el comportamiento y la salud mental. Modelos como GAME, NDT o programas como SPEEDI e IBAIP ejemplifican cómo un enfoque centrado en el niño y su familia, en combinación con actividades estructuradas y contextos enriquecidos, puede marcar una diferencia real en la vida del menor.
Es necesario subrayar la importancia de los factores protectores, como el compromiso familiar, el acceso a servicios especializados y la creación de entornos estimuladores. Del mismo modo, la participación activa de un equipo interdisciplinario resulta clave para garantizar que todas las necesidades del niño sean atendidas desde una mirada global.
Además, la evidencia científica más reciente, como la aportada por Gündoğmuş et al. (2024) y Brian et al. (2019), respalda la efectividad de los enfoques integrales y personalizados. Estas investigaciones coinciden en destacar que la intervención precoz no solo favorece el desarrollo infantil, sino que también mejora la calidad de vida de las familias y optimiza el uso de los recursos del sistema de salud y educación.
En definitiva, abordar el retraso madurativo desde una perspectiva preventiva, multidisciplinar y centrada en el niño no solo es una respuesta profesionalmente responsable, sino también una apuesta por una infancia más plena, autónoma y con mayores oportunidades de integración social. Por ello, es esencial seguir promoviendo la formación de profesionales, el acceso equitativo a servicios de calidad y la sensibilización de toda la comunidad para garantizar que ningún niño quede atrás en su proceso de desarrollo.
Si usted o alguien de su entorno necesitan mayor información al respecto, puede solicitar una primera sesión informativa en el Centro de Psicología Canvis de Barcelona. Disponemos de un equipo de psicólogos expertos que pueden ayudarte en su caso.
Referencias
Ayres, A. J., & Robbins, J. (2005). Sensory integration and the child: Understanding hidden sensory challenges (25th anniversary ed.). Western Psychological Services.
Bayley, N. (1993). Bayley Scales of Infant Development-II: Manual. Psychological Corporation.
Bellman, S., Byrne, O., & Sege, R. (2013). Developmental assessment of children. BMJ, 346, e8687. https://doi.org/10.1136/bmj.e8687
Brian, A., Goodway, J. D., Logan, S. W., & Sutherland, S. (2019). Motor competence levels and developmental delay in early childhood: A multicenter cross-sectional study conducted in the USA. Human Movement Science, 64, 101315. https://doi.org/10.1016/j.humov.2019.101315
Gündoğmuş, F., Bumin, G., & Yalçın, S. (2024). The GAME-based early intervention program for children with developmental delay improves developmental domains and parent–child interactions. Research in Developmental Disabilities, 139,https://doi.org/10.1016/j.ridd.2024.104599
Provost, , Lopez, B. R., & Heimerl, S. (2007). A comparison of motor delays in young children: Autism Spectrum Disorder, Developmental Delay, and Developmental Concerns. Journal of Autism and Developmental Disorders, 37(2), 321–328. https://doi.org/10.1007/s10803-006-0170-6

Psicóloga Residente del Centro de psicología Canvis
Graduada en psicología en la Universidad de Barcelona (UB)
Máster Universitario en Psicología General Sanitaria en Universidad Ramón Llull – Blanquerna