En las últimas décadas, el avance imparable de la tecnología ha transformado la vida cotidiana, y las familias no han quedado ajenas a estos cambios. Si bien la tecnología ha facilitado la comunicación y ha permitido nuevas formas de interacción, también ha introducido desafíos significativos para las relaciones familiares.
Los dispositivos móviles, las computadoras, y las redes sociales se han convertido en elementos centrales en la vida de los miembros de la familia, desde los más jóvenes hasta los más adultos.
La tecnología puede ser una herramienta valiosa para mantenernos conectados y organizados, sin embargo, también puede interrumpir las interacciones cara a cara, alterar el desarrollo emocional de los niños y crear tensiones entre los miembros de la familia.
Este artículo analiza cómo los dispositivos digitales y las redes sociales impactan las interacciones familiares, los efectos que tienen sobre los diferentes miembros de la familia, y cómo se puede encontrar un equilibrio saludable entre el uso de la tecnología y la convivencia familiar.
La conexión digital y la comunicación familiar
Uno de los mayores avances de la tecnología es la posibilidad de conectarnos con otros en tiempo real, sin importar la distancia. En este contexto, las plataformas de mensajería instantánea y las video llamadas han sido esenciales para mantener las relaciones familiares a través de fronteras geográficas. Este tipo de conectividad es especialmente útil para familias con miembros que viven lejos, ya sea por trabajo, estudios o migración. La comunicación por WhatsApp, Zoom o Skype facilita el contacto regular, haciendo posible ver y hablar con los seres queridos de forma casi inmediata.
Por ejemplo, en familias que viven en diferentes países, las video llamadas permiten a los abuelos, tías, tíos y otros familiares y/o amigos a participar de eventos importantes como cumpleaños o graduaciones, lo que ayuda a preservar los lazos o vínculos familiares. Además, el uso de dispositivos móviles facilita la organización de tareas cotidianas, como coordinar horarios, compartir información escolar de los niños o incluso realizar compras de manera conjunta.
Sin embargo, a pesar de las ventajas que ofrece la tecnología para la conexión, también presenta desafíos. Las constantes notificaciones de dispositivos móviles pueden interrumpir la atención plena durante las interacciones familiares.
En muchos hogares e incluso en los mismos restaurantes, se ha vuelto común ver a los miembros de la familia, amigos etc., concentrados en sus teléfonos mientras comparten la comida o realizan actividades conjuntas, lo que puede generar desconexión emocional y dificultar la creación de recuerdos significativos. Según estudios recientes, este fenómeno puede afectar la calidad de las relaciones, especialmente cuando se realizan interacciones superficiales en lugar de conversaciones profundas y significativas.
Además, la tecnología puede dificultar el desarrollo de habilidades sociales en los niños. Los expertos en psicología infantil han señalado que la excesiva dependencia de la tecnología para comunicarse puede disminuir la capacidad de los niños para interactuar cara a cara y resolver conflictos sin la mediación de una pantalla.
Un estudio realizado por la Universidad de Harvard, encontró que las familias que dedican tiempo a actividades sin dispositivos, como cenar juntos sin teléfonos, tienen relaciones más fuertes y duraderas que aquellas donde los dispositivos están presentes en la mesa. Este tipo de interacciones más profundas contribuye al bienestar emocional y al fortalecimiento de los lazos familiares.
El papel de las redes sociales en la dinámica familiar
Las redes sociales han añadido una nueva capa a la forma en que las familias interactúan. Plataformas como Facebook, Instagram y TikTok permiten a los miembros de la familia compartir momentos importantes, desde vacaciones hasta celebraciones cotidianas, lo que puede ayudar a generar una sensación de cercanía a pesar de la distancia. Además, estas plataformas pueden ser un espacio para mantenerse al día con las actividades de otros miembros de la familia, compartir intereses comunes o incluso crear grupos privados para eventos familiares.
Sin embargo, el impacto de las redes sociales no es exclusivamente positivo. Las plataformas sociales, al promover la idea de «compartir lo mejor de nuestras vidas», tienden a mostrar solo momentos felices o aspectos de la vida idealizada, lo que puede generar una percepción distorsionada de la realidad. Las familias pueden sentirse presionadas a vivir según las expectativas de los demás, lo que puede desencadenar comparaciones sociales. Esta constante exposición a las «vidas perfectas» de otros, sin la visibilidad de sus dificultades, puede generar ansiedad, frustración e incluso conflictos internos.
Según un informe del Instituto de Investigación no Partidista y sin fines de lucro (Pew Research Center) de Estados Unidos, el 69% de los adolescentes han indicado que las redes sociales aumentan la presión social y la ansiedad, especialmente cuando comparan sus propias vidas con las que ven en línea. Esta presión también se refleja en las familias, que pueden sentirse juzgadas o insuficientes debido a la constante necesidad de compartir y comparar su vida privada (Pew,2018)
Además, las redes sociales han incrementado la preocupación por la privacidad, especialmente en relación con los jóvenes. Muchos adolescentes no comprenden completamente los riesgos de compartir información personal en línea, lo que puede generar preocupaciones para los padres sobre la seguridad y el bienestar de sus hijos.
Efectos en los niños y adolescentes
El impacto de la tecnología en los niños y adolescentes es uno de los aspectos más críticos en la discusión sobre la dinámica familiar. A medida que los niños crecen en un entorno donde la tecnología está presente desde una edad temprana, se hace necesario evaluar los efectos que el uso de dispositivos digitales y redes sociales puede tener en su desarrollo emocional, cognitivo y social.
La exposición temprana a pantallas puede interferir en el desarrollo de habilidades sociales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los niños menores de dos años no deberían estar expuestos a pantallas por más de una hora al día, ya que el exceso de tiempo frente a dispositivos puede afectar el desarrollo de la atención y las habilidades comunicativas.
Para los adolescentes, la tecnología también plantea riesgos relacionados con el ciberacoso, la adicción digital y la exposición a contenido inapropiado. Sin embargo, el uso responsable de la tecnología también tiene sus ventajas, como la mejora en habilidades cognitivas y el acceso a recursos educativos.
En el caso de los adolescentes, el uso de redes sociales es un factor importante en la construcción de su identidad (Regalado,2022). La necesidad de validación a través de «likes» y seguidores puede influir en su autoestima, y la búsqueda constante de aceptación en línea puede generar problemas de salud mental, como ansiedad o depresión (Manzanero,2022). Además, el temor a perderse de algo importante (Fear of Missing Out, FOMO) ha aumentado entre los jóvenes debido a la constante conexión en plataformas sociales.
Un estudio publicado por la revista JAMA Pediatrics, encontró que los adolescentes que pasan más de tres horas al día en redes sociales tienen un mayor riesgo de experimentar síntomas de depresión. Los padres, por lo tanto, deben estar atentos a cómo sus hijos interactúan en línea y fomentar un uso equilibrado de la tecnología.
Desafíos para los padres en la era digital
La tarea de los padres en la era digital es compleja, ya que deben equilibrar el uso de la tecnología en el hogar y garantizar que sus hijos desarrollen una relación saludable con ella. Muchos padres se sienten inseguros sobre cómo establecer límites con la tecnología, especialmente cuando ellos mismos son usuarios frecuentes de dispositivos. La clave para los padres es no solo educarse sobre los riesgos de la tecnología, sino también ser modelos a seguir en cuanto al uso responsable.
El control del tiempo de pantalla es una de las preocupaciones más frecuentes entre los padres. Sin embargo, imponer restricciones estrictas puede generar conflictos, especialmente en la adolescencia, cuando los hijos buscan mayor autonomía.
Por otro lado, la falta de supervisión puede dar lugar a conductas problemáticas, como el acceso a contenido inapropiado o el aislamiento social.
Un estudio realizado por la Universidad de Washington, analizó las reglas tecnológicas establecidas en 249 familias de EE. UU. con niños de 10 a 17 años. Los hallazgos sugieren que las reglas que prohíben el uso de dispositivos en contextos específicos (como durante las comidas) son más difíciles de seguir y hacer cumplir que las reglas que prohíben el uso de ciertas aplicaciones o plataformas (como Snapchat). Además, tanto padres como hijos coincidieron en que los padres también deberían desconectarse cuando pasan tiempo en familia. (Hiniker, 2016)
La importancia del equilibrio y la convivencia sin pantallas
Aunque la tecnología tiene sus ventajas, es crucial encontrar un equilibrio en el hogar para evitar que los dispositivos interfieran en la convivencia familiar. La clave está en dedicar tiempo a actividades que no involucren pantallas, como juegos de mesa, caminatas al aire libre o incluso proyectos de diversa índole. Estas actividades no solo permiten que los miembros de la familia interactúen cara a cara, sino que también fomentan la cooperación y el trabajo en equipo.
Los estudios han demostrado que las familias que pasan tiempo de calidad juntas, sin la interferencia de dispositivos, tienden a tener relaciones más fuertes y satisfactorias. De hecho, algunas investigaciones sugieren que las familias que adoptan hábitos como «no dispositivos durante la cena» o «una noche sin pantallas» experimentan una mayor satisfacción en sus relaciones.
Conclusión
El impacto de la tecnología en la dinámica familiar es innegable y multifacético. Si bien la tecnología facilita la conexión y la organización, también puede crear desafíos significativos, como la disminución de la calidad del tiempo en familia y el aumento de problemas de salud mental. Para garantizar que la tecnología sea una herramienta positiva en la vida familiar, es fundamental establecer un equilibrio, promoviendo el uso responsable y fomentando interacciones cara a cara.
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Bibliografía
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Regalado Chamorro, M., Medina Gamero, A., & Tello Cabello, R. (2022). La salud mental en adolescentes: Internet, redes sociales y psicopatología. Atención Primaria, 54(10), 102256. https://doi.org/10.1016/j.aprim.2022.102256
Rosen, Larry D. The Distracted Mind: Ancient Brains in a High-Tech World. MIT Press, 2016.
Turkle, Sherry. Alone Together: Why We Expect More from Technology and Less from Each Other. Basic Books, 2011.

Máster en psicología General Sanitaria (Universidad Isabel I)
Grado en psicología (Universidad de Barcelona)
Máster propio en atención temprana y Máster propio en Psicología Sanitaria en Urgencias (INEKA)