La actual emergencia sanitaria, económica y social, generada por la pandemia del coronavirus, está agravando la vida de muchas familias, afectando de manera perjudicial a la salud psicológica de sus miembros.

Una de las consecuencias directas que nos encontramos en la actualidad es el desempleo, los ERTE, u otras dificultades laborales que pueden llegar a afectar a todos los miembros del núcleo familiar. Con el cese de actividad, el riesgo de pobreza y exclusión social aumenta en muchos sectores.

Otro problema que ha surgido a raíz del confinamiento y el estado de alarma es la convivencia de los miembros de una familia las 24 horas del día. Situación especialmente complicada para padres que, o bien se han quedado sin trabajo o tienen que trabajar desde casa mientras se ocupan de sus hijos.

  • Efectos económicos del coronavirus: familias vulnerables

La crisis económica desatada por la pandemia del coronavirus está empujando a muchas familias vulnerables hacia una situación de pobreza y exclusión social.

Desde el inicio de la pandemia, las demandas de ayuda realizadas por numerosas familias, debido a una situación económica precaria, se han multiplicado. La mayoría de personas que piden ayuda son familias que no cuentan con ahorros ni una red social de apoyo que les pueda ayudar.

Actualmente el número de desempleados ha aumentado considerablemente, muchos trabajadores de sectores como la hostelería, el turismo, empleadas del hogar, etc., se han quedado en el paro. Además de muchos trabajadores autónomos que están viendo muy afectada su actividad económica. Si sumamos las personas que están inmersas en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), el panorama de muchas familias es muy preocupante.

Uno de los factores a tener en cuenta en el aumento de la tasa de pobreza y exclusión, es la duración de la crisis sanitaria y los recursos económicos y sociales que proporcionen los gobiernos. La situación de emergencia social, sanitaria y económica, está llevando la capacidad de respuesta al límite, acentuando la vulnerabilidad de muchas familias, que están sufriendo para llegar a fin de mes, con los problemas psicológicos que ello conlleva, como el aumento de la ansiedad, el estrés, la depresión o el insomnio, entre otros.

Es muy pronto para sacar conclusiones específicas sobre la relación entre la pobreza y los problemas de salud debidos a la pandemia. Pero lo que sí sabemos es que la salud no es solo la ausencia de enfermedad, ya que, tal como la define la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud es un estado de bienestar físico, mental y social. Por lo tanto, además de la salud física, es importante cuidar la parte psíquica y social.

Según estudios realizados por el Instituto Nacional de la Salud, a medida que se desciende en la clase social, disminuye la valoración positiva del estado de salud, hasta un 20%. Por ello no debemos olvidar que además de los valores objetivos de salud, la valoración que cada persona tiene de su salud, es un elemento muy importante a tener en cuenta.

Tampoco existen todavía datos fiables que relacionen contagio o mortalidad con diferentes distritos, por lo que no es posible establecer una relación entre zonas pobres/ ricas y coronavirus. Lo que sí se puede afirmar es que existen una serie de características entre las personas de clases sociales más altas o más bajas que pueden convertir a la población con menos recursos en personas más vulnerables,con un riesgo de contagio más alto, y por lo tanto mayor ansiedad y preocupación:

+ Familias con rentas más altas:

Menos enfermedades crónicas

-Empleos con teletrabajo y flexibilidad de horarios.

-Movilidad en coche particular (riesgo de contagio nulo en los desplazamientos)

Viviendas con más metros cuadrados (es más fácil mantener la distancia social)

-Un hogar por núcleo familiar (los abuelos tienen su propio domicilio)

-Pueden almacenar mayor número de alimentos.

-Segundas residencias en lugares con menos contagios.

+ Familias con rentas bajas:

-Sufren más enfermedades crónicas

Empleos de cara al público o presenciales. Trabajos precarios como la construcción, trabajo doméstico, o a tiempo parcial.

-Usuarios de transporte público.

Menos espacio en casa para mantener las distancias (hacinamiento).

Viven con los abuelos.

No tienen tanta capacidad para almacenar o refrigerar y van con frecuencia al supermercado.

Barrios con mayor densidad de población.

Actualmente el riesgo de que la crisis sanitaria se convierta en una crisis económica que aumente las desigualdades sociales ya es una realidad.

Efectos psicológicos del desempleo y consejos para hacerles frente

Las políticas de choque de los gobiernos intentan paliar los efectos en la economía que está teniendo la crisis del coronavirus. Pero la situación actual es que los índices de desigualdad y pobreza aumenten, el número de personas sin empleo es cada vez mayor y la actual situación, con una crisis a nivel mundial y el confinamiento hace que sea muy difícil encontrar un empleo.

El desempleo es una de las consecuencias directas que ha provocado la crisis del Covid-19. Las familias que se encuentran en estas circunstancias no sólo ven afectada su situación económica sino también su sensación de bienestar y seguridad. Al impacto que tiene en sus vidas la amenaza sobre la salud, se suma la incertidumbre acerca de su futuro económico y laboral.

  • En estos casos es habitual que aparezcan algunos de estos síntomas:

-ansiedad y estrés.

-insomnio, problemas para dormir, pesadillas.

-Incertidumbre, miedo y preocupaciones.

-desesperanza y frustración.

-apatía.

-cambios de humor bruscos, irritabilidad, ira, tristeza.

A pesar de que en estos casos las preocupaciones económicas son una prioridad, no hay que olvidar que la forma en que todo ello nos afecta a nivel mental, va a influir en cómo haremos frente a la situación. Uno de los objetivos prioritarios es resistir y aprovechar todos los recursos que estén a nuestro alcance.

  • Existen una serie de consejos que podemos aplicar para mejorar nuestra situación, sin olvidar que la situación actual de pandemia, a pesar de que puede alargarse un tiempo, es una situación que acabará pasando y debemos centrarnos en objetivos alcanzables, procurando ser constantes y conscientes de que los bajones emocionales son normales:

– mantener rutinas parecidas a cuando teníamos un empleo.

buscar apoyo en nuestros seres queridos y/o profesionales de la salud mental.-crear redes de contacto que favorezcan nuestras oportunidades de encontrar empleo.

reflexionar sobre nuestros objetivos a nivel profesional y hacer los reajustes necesarios teniendo en cuenta nuestra situación actual.

enfocarnos en nuestras potencialidades, en los puntos fuertes y las habilidades que tenemos.

procurar organizar y planificar las tareas para no perder de vista el objetivo.

-buscar soluciones alternativas a nuestros planes originales, para no desanimarnos y ser flexibles según las circunstancias.

– si es posible, aprovechar para formarnos, buscar información de formación para desempleados.

– procurar establecer unos horarios donde exista un tiempo para la búsqueda activa de empleo y un tiempo para permitirnos descansary realizar actividades que nos resulten agradables.

 

La pandemia del coronavirus y las familias con niños

La actual situación de emergencia que estamos viviendo ha agravado la situación de las familias que disponen de recursos económicos limitados para hacer frente a su día a día, familias con uno o más de sus miembros en situación de desempleo y que, además, tienen menores a su cargo. Aumentando su riesgo de caer en una situación de pobreza y exclusión social.

  • La educación online: Muchos niños y niñas pueden ver limitado el acceso a recursos básicos como la alimentación y también la educación. La educación es el vehículo que hace posible que los niños y niñas tengan las mismas oportunidades. Pero el cierre de las escuelas nos ha llevado a una educación online, que no todas las familias se pueden permitir. Esto supone un reto para los gobiernos y docentes a la hora de conseguir que todas las familias dispongan de las herramientas necesarias para este tipo de educación.

El tener que realizar las tareas educativas desde casa obliga a los padres de niños más pequeños a tener que asumir un nuevo rol de maestros y aquí el nivel cultural y de formación de los progenitores influye mucho en el rendimiento educativo de los hijos. Hay padres que no tienen los conocimientos suficientes para guiar a sus hijos en la formación online, otros no saben cómo acceder a las plataformas digitales o ni siquiera hablan el idioma. Por lo tanto, la educación online aumenta las desigualdades ya que no todos los alumnos están en igualdad de condiciones.

  • El confinamiento: la situación de emergencia sanitaria ha llevado a las familias a una situación excepcional que ha consistido en tener que pasar las 24h del día juntos, con un cambio de ritmo y rutinas drástico y con la incertidumbre y la preocupación por la salud en la base de todo ello.

Cada familia lo ha vivido de un modo distinto y la valoración de la situación depende de muchos factores, pero lo que es indudable es que esta situación ha obligado a los padres a redefinir sus roles, ya que de repente han tenido que convertirse en cuidadores, maestros y compañeros de juegos. Para muchas familias, esta es una situación difícil de gestionar y más si le sumamos el hecho de tener que realizar teletrabajo con los niños en casa.

Compaginar el teletrabajo con el cuidado de los hijos es un reto que supone un desgaste muy grande para muchas familias. Pero además se suma la preocupación de los padres ante la amenaza de la crisis económica, el miedo a perder el empleo si no se consiguen los objetivos que marca la empresa, lo que puede aumentar la sensación de agobio, las preocupaciones, la ansiedad, el estrés, las dificultades para dormir, etc.

  • Consejos para hacer frente a esta situación:

Expresar y compartir emociones: Los padres tenemos que gestionar nuestras propias emociones en medio de esta situación de pandemia y además gestionar las emociones de nuestros hijos. Ante la sensación de agobio que puede surgir en muchos momentos, es importante darnos un tiempo y un espacio para ejercer de padres y también buscar momentos de intimidad con la pareja o de soledad. Es importante darnos permiso para transitar por diferentes emociones: rabia, frustración, tristeza, alegría y esto nos ayudará a entender y llevar mejor los cambios emocionales de nuestros hijos.

Observar y escuchar y esperar un poco antes de actuar o hablar: esta situación nos brinda una gran oportunidad para observar, tanto a nosotros como a nuestros hijos. Para escuchar. Y poder reconocer mejor nuestras necesidades y las de los otros miembros de la familia. Por ejemplo, para un adulto la sensación de agobio puede expresarse con enfado, pero un niño lo puede expresar demandando atención y diciendo constantemente que se aburre.

Límites, horarios y rutinas: en una sociedad adicta a la hiperactividad, donde nuestra vida y la de nuestros hijos tiene pocos momentos de “tiempo libre sin pautas”, ya que vamos al ritmo de unos horarios de trabajo, colegio, extraescolares, pantallas y otras actividades, es tentador querer aprovechar estos días de confinamiento para dejarnos llevar por la inactividad y el descontrol. Pero con niños a nuestro cargo, las diferencias en los biorritmos y el caos, pueden acabar generando ritmos y horarios demasiado difíciles de compaginar y la falta de estructura puede llegar a ser agobiante. Es aconsejable crear unas rutinas y horarios según nuestras nuevas necesidades y ritmos, dejando un tiempo y un espacio para todos, pero dentro de unos límites. Un día a día más o menos predecible, puede proporcionar una sensación de seguridad y control reconfortante ante la situación de incertidumbre actual.

Adolescentes: lo dicho hasta ahora también sirve para familias con hijos adolescentes, que a pesar de estar más tiempo juntos pueden tener la sensación de verlos menos, ya que los adolescentes necesitan especialmente su tiempo y espacio sin la familia. Pero un entorno más o menos estructurado les puede proporcionar seguridad, aunque sea para tener más claras las normas que se quieren saltar.

Conciliación: buscar espacios y tiempo para estar juntos como familia, para la pareja, o para estar solos es fundamental. En el caso de que los ambos progenitores realicen teletrabajo, trabajar por turnos (si es posible) facilita la convivencia, ya que mientras uno teletrabaja, el otro se dedica a los niños.

Y ante todo recordar que este no es el mejor momento para querer ser los padres perfectos ya que a pesar de que muchas veces escuchamos que la vida nos brinda la oportunidad de estar más tiempo con nuestros hijos, el contexto y las condiciones que nos rodean no son las mejores para una vida fácil. En todo caso, podemos aprovechar la oportunidad y procurar aprender y disfrutar de la parte buena que tiene la situación actual, teniendo en cuenta las dificultades y los retos que tendremos que afrontar.

En el Centro de Psicología Canvis, nuestro equipo de profesionales de la psicología, te podemos proporcionar el apoyo que necesitas para afrontar esta situación de crisis que estamos viviendo a causa de la pandemia generada por el coronavirus. Tanto si te encuentras en una situación de desempleo con hijos menores a tu cargo, o los hijos son mayores de edad pero uno o más miembros de la familia os encontráis en situación de desempleo, o pasáis por un momento complicado debido al confinamiento y a la conciliación laboral y familiar, te podemos proporcionar ayuda adaptada a tus necesidades y circunstancias concretas.

Además si estas en una situación de desempleo o presentas dificultades económicas debido a la crisis económica generada por el Covid19 te puedes beneficiar de nuestras subvenciones que facilitan el apoyo psicológico a personas especialmente vulnerables.