Día a día combatimos con la necesidad de dar respuesta a múltiples demandas de nuestro entorno laboral y personal. ¿Pero qué ocurre cuando esto nos sobrepasa? En este artículo conceptualizaremos el estrés laboral, cómo identificarlo y también cómo combatirlo.

 

¿Qué entendemos por estrés?

En términos generales, el estrés es la respuesta psicofisiológica que se produce en nuestro cuerpo cuando las demandas del ambiente sobrepasan a las habilidades o destrezas que tenemos para hacerle frente. Es decir, ante un estímulo       o demanda, nuestro cuerpo evalúa la situación en términos de amenaza o desafío y valora los recursos que tenemos para afrontarla. Si el resultado se traduce en que la demanda es mayor que los recursos que tenemos para enfrentarla, se produce una situación de desequilibrio que desencadena la respuesta de estrés.

Durante este periodo de estrés, nuestro cuerpo se activa en señal de respuesta adaptativa, preparándonos para actuar ante la demanda que excede nuestros recursos habituales. Esta activación, además de producir unos efectos a nivel fisiológico, viene acompañada de reacciones emocionales que pueden ser tanto positivas como negativas.

Nuestra respuesta emocional ante el estrés va a depender de cómo evaluemos la situación. Hay personas que tienden a valorar estas situaciones como retos u oportunidades para mejorar, mientras que otras personas las entienden como una amenaza o prueba difícil de superar. Así que, en función de cómo evaluemos la situación, podemos sentirnos activos, animados y retados o por el contrario, sentirnos enfadados, tristes o ansiosos.

Todas estas reacciones de estrés, si se mantienen durante un largo periodo, nos producen un estado de agotamiento físico, emocional y cognitivo que puede tener graves consecuencias a largo plazo.

Además, es importante diferenciar el estrés de la ansiedad, ya que cuando hablamos de ciertas situaciones, mezclamos estos dos conceptos indistintamente. Como hemos visto, el estrés puede traer efectos emocionales positivos o negativos. En cambio, la ansiedad es siempre una emoción negativa que viene acompañada de miedo, inseguridad, hiper-vigilancia, tensión o incluso podemos sentir que perdemos el control sobre la situación o sobre nosotros mismos.

La ansiedad también tiene un componente fisiológico que activa nuestro cuerpo de un modo muy similar al estrés, pero a nivel conductual nos puede producir una sintomatología tan variada como la evitación de la situación, una inquietud motriz, un aumento de la ingesta o incluso un inicio o aumento de consumo de sustancia.

Así mismo, la ansiedad puede presentarse como un estado transitorio en el que nuestra mente responde ante una situación concreta del entorno, mientras que, en otros casos la respuesta ansiosa puede mantenerse durante periodos más permanentes. En otras palabras, la ansiedad puede entenderse también como un rasgo de nuestra personalidad que tiende a evaluar las situaciones como altamente negativas.

Es importante entender los mecanismos que utilizamos para valorar nuestra capacidad de respuesta, lo que en psicología llamamos estrategias de afrontamiento, para poder trabajar en ellas y así evitar o mitificar posibles situaciones de estrés que nos pueden superar.

Concretamente, el ámbito laboral resulta una de las áreas más propicias para generar situaciones de estrés que pueden influir en el resto de áreas de nuestra vida. Así que vamos a ver ciertos aspectos que pueden actuar como pequeñas alarmas para que podamos buscar ayuda psicológica ante situaciones que nos pueden desbordar.

Factores que influyen en nuestra respuesta ante el estrés laboral

Son diversas las características personales, sociales y laborales que intervienen en la modulación de la respuesta de estrés. Particularmente, vamos a nombrar las características que han mostrado una mayor relación con altos niveles de estrés en el trabajo.

Características personales:

Nivel de auto-eficacia bajo, baja autoestima, locus de control externo, baja asertividad, altos niveles de perfeccionismo, baja tolerancia a la ambigüedad, alta implicación laboral…

Características sociales:

Niveles bajos de apoyo social, red social inestable…

Características del ambiente laboral:

  • Ambiente: luz, ruido, vibración, disposición del espacio
  • Demandas: trabajo por turnos, horas extra, viajes, sobrecarga laboral, complejidad de tareas, exposición a riesgos laborales, alta competitividad
  • Relaciones laborales: gestión de conflictos, liderazgo de equipos, comunicación entre compañeros, superiores o subordinados, gestión de clientes
  • Retos: adaptación a los avances tecnológicos, variaciones en el trabajo

Todos estos aspectos influyen diariamente en nuestra rutina laboral y personal, provocando que, en ciertas circunstancias, el estrés pueda presentarse de un modo más persistente. Lo cual, puede ocasionar dificultades en la conciliación de la vida familiar y profesional, generando conflictos en diversos ámbitos de nuestra vida.

 

¿Cómo identificamos que nuestro cuerpo está sufriendo una situación de estrés?

Tal y como hemos mencionado anteriormente, ante una nueva situación nuestro cerebro analiza la información y la valora en función de los recuerdos de situaciones previas que ya hemos superado y de las estrategias de afrontamiento que tengamos para hacerle frente.

Si esta evaluación concluye en un resultado negativo, nuestro organismo entrará en una reacción de alarma en laque activará varios sistemas corporales, produciendo a su vez, un aumento de la frecuencia cardíaca, de la capacidad respiratoria y de la glucemia. Si el estrés se prolonga en el tiempo, aparecen los síntomas típicos de cansancio y fatiga, ya que el cuerpo entra en un estado de resistencia en el que debe continuar manteniendo los sistemas de respuesta activos.

Después de este periodo, si la situación estresante desaparece, podremos volver a un estado de normalidad con mayor o menor dificultad, dependiendo del caso. Sin embargo, si el estresor continúa activo, nuestro cuerpo entrará en un estado de agotamiento en el que aparecerán señales de sufrimiento físico y mental que pueden cronificarse.

¿Cómo saber cuándo buscar ayuda?

Para poder hacer frente a este tipo de situaciones, debemos saber atender a nuestras necesidades físicas y psicológicas. En este punto, acudir al psicólogo en busca de ayuda para afrontar la situación puede ser una buena solución. Para ello, podemos identificar algunos síntomas que pueden hacernos pensar que quizá necesitamos trabajar en ello con la ayuda de profesionales.

Síntomas emocionales:

Sentimientos de ansiedad o angustia, depresión, apatía, aburrimiento, fatiga, sentimientos de culpa, irritabilidad, tristeza, baja autoestima, tensión, nerviosismo, frustración, soledad…

Síntomas cognitivos:

Falta de concentración, disminución de la creatividad, dificultad para tomar decisiones, restricciones en la percepción, olvidos frecuentes, hipersensibilidad o baja resistencia a las críticas…

Síntomas conductuales:

Consumo abusivo de alcohol, tabaco o drogas, comportamiento agresivo, toma de riesgos innecesarios, ausentismo laboral, baja productividad, aumento de la accidentabilidad,  insatisfacción laboral, relaciones laborales dificultosas, distanciamiento social…

Síntomas fisiológicos:

Reacciones neuroendocrinas, tensión muscular, trastornos gastrointestinales, insomnio o hipersomnia, alteraciones dermatológicas, cansancio…

¿Qué pasa cuando la situación de estrés se prolonga en el tiempo?

Los episodios de estrés representan en sí mismos un riesgo para nuestro cuerpo y nuestra mente, pero si además se producen de manera continuada y no contamos con una estrategia de respuesta adecuada, nuestro organismo se mantendrá en un estado de activación constante que aumentará considerablemente el desgaste de nuestros sistemas biológicos.

A corto plazo, los efectos del estrés pueden ser tales como periodos ansiosos, depresivos y/o trastornos psicosomáticos. Mientras que, a largo plazo pueden convertirse en problemas graves con tendencia a la cronificación, tales como problemas cardiovasculares, dificultades en el sistema reproductor y sexual, dificultades gastrointestinales, alteraciones respiratorias, inmunitarias y/o problemas en la salud mental.

Así mismo, el síndrome de Burnout ha sido descrito como respuesta a un estrés emocional crónico que produce un estado de agotamiento físico y psicológico en el ámbito laboral. Generalmente acompañado de una actitud fría y despersonalizada en relación con los demás, en la que la persona que lo sufre convive con una sensación de no poder dar más de sí.

Todo este clima de estrés propicia numerosas dificultades, no sólo a nivel personal, sino en el mismo ámbito laboral en el que se está dando la situación de estrés. Podemos ver una disminución de la producción o de la calidad de ésta, dificultades en el trabajo en equipo, aumento de conflictos, bajas laborales e incremento de los accidentes laborales, entre otros. Es por ello que resulta esencial identificar situaciones de estrés en las que nosotros mismos o nuestros compañeros podemos vernos implicados.

¿Cómo combatimos el estrés laboral?

Llegados a este punto, sabemos que el estrés es algo inevitable que forma parte de nuestro día a día. Es gracias a esta reacción que podemos hacer frente a las numerosas demandas que nos rodean. Pero sí que es posible pensar en cómo evitar las situaciones de estrés prolongado que puedan transformarse en periodos intensos y perjudiciales.

Trabajar en las estrategias de afrontamiento resulta primordial para disminuir los efectos negativos derivados del estrés y, a su vez, aumentar las perspectivas de éxito ante el encuentro con nuevas situaciones demandantes. Trabajar estas estrategias en la consulta con el psicólogo, nos puede ayudar a obtener una visión más objetiva sobre nuestras estrategias para así poder trabajar en ellas, aumentando nuestra auto-eficacia, así como nuestro bienestar físico y psicológico.

Concretamente, en consulta psicológica trabajamos sobre los conflictos que han sucedido para poder analizar lo ocurrido y plantear nuevas estrategias de afrontamiento ante futuros estresores. Es decir, no analizamos únicamente las demandas, sino que trabajamos para crear nuevas posibilidades de respuesta ante los retos u oportunidades que puedan presentarse en un futuro.

Es interesante también trabajar en el fomento del autocontrol, así como en otros aspectos específicos como en la gestión del tiempo, las habilidades de comunicación asertiva, el aumento de actividades lúdicas que nos permitan desconectar del trabajo, u otras técnicas más concretas como la relajación.

En el centro sanitario de psicología clínica Canvis de Barcelona desarrollamos nuestra atención de manera personalizada y/o grupal, atendiendo a las necesidades concretas que se presenten en cada caso.

También realizamos sesiones de pareja o de familia, en las que nos enfocamos en trabajar los aspectos de la vida personal que puedan haberse visto perjudicados por otros ámbitos. Como sabemos, es muy difícil separar la vida profesional de la personal, así que es importante trabajar las dinámicas familiares que pueden verse perjudicadas por una mala gestión del estrés de uno de sus miembros. Por el contrario, también podríamos identificar dinámicas familiares que, sin que nos demos cuenta, pueden estar influyendo en nuestra capacidad para afrontar el estrés en otros ámbitos de nuestra vida, por ejemplo, el terreno laboral.

Así mismo, es habitual que en Canvis organizemos Talleres sobre Ansiedad y Estrés en los que poder trabajar aspectos tan esenciales como la autoestima, la autonomía y la percepción de la auto-eficacia.

El control de la ansiedad y el estrés, y el manejo de técnicas de relajación individual, es otra técnica que trabajamos en Canvis, y que nos podrían ser de gran ayuda.