El victimismo crónico es un fenómeno en el que los individuos se perciben constantemente como víctimas de las circunstancias, evitando asumir responsabilidad personal y atribuyendo sus problemas a factores externos. Este comportamiento afecta la salud mental y las relaciones interpersonales, favoreciendo la aparición de trastornos del estado de ánimo y conflictos sociales. El presenta artículo analiza las características del victimismo crónico, sus repercusiones o psicológicas y sociales, y propone estrategias para su superación. Se enfatiza la importancia de la autoconciencia, el desarrollo de habilidades de afrontamiento y el apoyo terapéutico para modificar este patrón conductual.
Introducción
El victimismo crónico es un fenómeno en el que los individuos se perciben de manera constante como víctimas de las circunstancias, atribuyendo la responsabilidad de sus problemas a factores externos y evitando asumir su propia responsabilidad (Gabay et al., 2020). Este comportamiento puede afectar la salud mental y las relaciones interpersonales, y ha sido objeto de estudio en la psicología y la sociología (Kaufman, 2020).
Las personas con victimismo crónico presentan los siguientes rasgos:
- Queja constante: Expresan insatisfacción de manera recurrente y buscan atención y compasión de los demás (Díaz-Benjumea, 2019)
- Falta de autocrítica: Tienen dificultades para reconocer su responsabilidad en sus problemas y atribuyen la culpa a otros (Buddelmeyer & Powdthavee, 2016).
- Manipulación emocional: Utilizan estrategias como el chantaje emocional para generar culpa en los demás y obtener beneficios (Gigliolo, 2017).
- Visión pesimista: Mantienen una perspectiva negativa a la vida y se perciben indefensos ante la adversidad (hernández, 2018)
Gabay et al. (2020) introducen el concepto de la tendencia a la victimización interpersonal (TIV), que definen como un sentimiento persistente de ser víctima en diversas relaciones interpersonales. Esta tendencia se caracteriza por experimentar la victimización de forma más frecuente, intensa y prolongada en comparación con aquellos que presentan una menor propensión a la necesidad de engrandecer, modificar o exagerar un acontecimiento.
Las dimensiones psicológicas de la TIV, tanto en el ámbito individual como en contextos de conflictos grupales, se componen de cuatro elementos que están estrechamente relacionados entre sí.
Primeramente, encontramos una necesidad de reconocimiento. Se caracteriza por un impulso de las víctimas para obtener reconocimiento y empatía hacia su situación de victimización. este implica la necesidad de que el causante asuma la responsabilidad, manifieste sentimientos de culpabilidad, y que la víctima reciba compasión y apoyo por parte de los demás. Además, también encontramos que las personas con tendencia a la victimización, presentan una percepción de una moralidad propia intachable, en contraste con la inmoralidad atribuida a los demás. A nivel individual, este sentido de superioridad moral puede usarse como una herramienta de control, señalando a otros por comportamientos considerados inmorales, injustos o egoístas, mientras la persona se percibe a sí misma como ética y moralmente superior.
La falta de empatía es otro de los aspectos que nos cita Gabay et. Al. (2020). Se define como la reacción de indiferencia hacia los demás en general, y en particular hacia su sufrimiento. La victimización, a nivel individual, se caracteriza por una concentración en el propio sufrimiento, acompañada de una disminución en la atención y la preocupación mostrada hacia los demás.
Por último, encontramos la rumiación. Se define como la focalización de la atención en los síntomas del propio malestar, sus posibles causas y repercusiones, en lugar de buscar soluciones factibles. Las víctimas tienden a pensar sobre las ofensas interpersonales, perpetuando así la angustia psicológica incluso mucho después de que la experiencia de los factores estresantes interpersonales haya finalizado, y fomentando la agresión.
Impacto psicológico
El victimismo crónico impacta en distintos niveles:
- A nivel cognitivo: se asocia con una percepción de falta de control sobre la propia vida, generando una mayor sensibilidad a posibles amenazas o injusticias.
- En el plano emocional: provoca una mayor intensidad y persistencia de las emociones negativas ante experiencias dolorosas, debido a la tendencia a la rumiación.
- Desde una perspectiva conductual: reduce la disposición al perdón, a menos que la otra parte exprese disculpas o arrepentimiento. También puede intensificar el deseo de venganza hacia quienes se perciben como responsables del daño sufrido.
Además, el estilo de apego influye en esta tendencia: el apego ansioso se relaciona positivamente con el victimismo crónico, mientras que el apego evitativo no parece mostrar una conexión significativa (Gabay et.al. 2020).
En resumen, la TIV puede tener un impacto psicológico negativo significativo, afectando a la forma en que las personas piensan, sienten y se comportan en sus relaciones interpersonales. Este impacto puede conducir a problemas de salud mental, dificultades en las relaciones y un aumento del comportamiento agresivo.
Según Buddelmeyer i Powdthavee (2016), el concepto de locus de control externo estaría relacionado con la percepción de uno mismo como víctima de las circunstancias.
El locus de control se divide en dos categorías principales. Primeramente encontramos el locus del control interno. Se definiría por la creencia de que las acciones de una persona pueden influir en los resultados futuros. Las personas con un locus de control interno fuerte tienden a ser más proactivas a la hora de buscar soluciones a sus problemas.
En cambio el locus del control externo, se refiere a la creencia de que los acontecimientos de la vida son el resultado de factores externos (por ejemplo, el destino, la suerte, otras personas) y, por tanto, están fuera del control de uno mismo. Las personas con un locus del control externo podrían ser mas propensas a sentirse víctimas de las circunstancias, ya que creen tener poca capacidad para influir en los acontecimientos que les afectan. Sin embargo, la documentación no explora directamente esta conexión ni las implicaciones psicológicas o sociales del victimismo.
Zitek, Jordan, Monin i Leach (2010) relaciona el victimismo con un aumento del comportamiento egoísta a través de una sensación de derecho. Sentirse perjudicado, o como víctima, puede llevar a las personas a creer que tienen derecho a resultados positivos y evitar consecuencias negativas, lo que a su vez puede llevar a un comportamiento egoísta. esta conexión se exploró en tres experimentos:
- El experimento 1: demostró que las personas que recordaban momentos en los que la vida era injusta para ellos eran menos propensas a ayudar a los experimentadores. Esto sugiere que el sentimiento de victimismo puede llevar a una disminución de la disposición de ayudar a los demás.
- El experimento 2: demostró que los participantes que escribieron sobre experiencias injustas eran más propensos a expresar intenciones egoístas y mostrar comportamientos egoístas. Esto refuerza la idea de que el victimismo puede llevar a un aumento de las tendencias egoístas.
- El experimento 3: demostró que perder en un juego por una razón injusta, como un error informático, llevó a los participantes a sentirse con más derecho y, por tanto, a reclamar una mayor parte de una recompensa monetaria. Este experimento destaca cómo incluso una experiencia injusta puede aumentar la sensación de derecho y el comportamiento egoísta.
El artículo argumenta que el sentimiento de derecho actúa como mediador entre el victimismo y el comportamiento egoísta. Cuando las personas se sienten víctimas de una injusticia, pueden desarrollar una sensación de derecho que les lleva a priorizar sus propias necesidades y deseos por encima de los demás. Esta sensación de derecho puede ser dinámica y sensible a las situaciones, por lo que incluso un recuerdo de una experiencia injusta puede activar un comportamiento egoísta. El artículo destaca que el derecho actúa como mediador entre el sentimiento de ser perjudicado y el comportamiento egoísta. En otras palabras, sentirse perjudicado conduce a una sensación de derecho, que a su vez produce un comportamiento o intenciones egoístas.
Consecuencias en las relaciones interpersonales
El comportamiento victimista también afecta a las relaciones sociales:
- Conflictos interpersonales: la tendencia a culpar a otros y la manipulación emocional pueden generar tensiones y conflictos (Díaz-Benjumea, 2019).
- Aislamiento social: las personas cercanas pueden cansarse de la negatividad constante, lo que lleva al distanciamiento social (Hernández, 2018).
- Dependencia emocional: puede fomentar relaciones de codependencia, en las que la persona victimista busca validación externa constante (Zitek et. al. 2010)
Conclusión
El victimismo crónico es un patrón de comportamiento que puede tener consecuencias negativas significativas en la vida de las personas, afectando a su salud mental y sus relaciones interpersonales. La perpetuación de este esquema de pensamiento no solo limita el desarrollo personal, sino que también puede generar dinámicas disfuncionales en los vínculos con los demás. Comprender sus características y su impacto permite tomar medidas para reducir su influencia, favoreciendo una mayor autonomía emocional y una actitud más resiliente ante la vida.
La terapia psicológica y el apoyo social juegan un papel fundamental en este proceso, ayudando a las personas a reconocer patrones de pensamiento disfuncionales y a modificar su percepción de sí mismas y de sus circunstancias. Al fomentar el autoconocimiento y la autoeficacia, es posible romper con el ciclo del victimismo y avanzar hacia un bienestar psicológico más sólido y equilibrado.
Además, la educación emocional desde edades tempranas puede desempeñar un rol clave en la prevención del victimismo crónico. Fomentar la autoconfianza, la capacidad de resolución de problemas y el pensamiento crítico desde la infancia puede contribuir a la construcción de una mentalidad más resiliente y proactiva frente a los desafíos de la vida. En última instancia, abandonar el papel de víctima permite a las personas recuperar el control sobre su vida, promoviendo el bienestar psicológico y la construcción de relaciones más saludables y equilibradas.
Si usted o alguien de su entorno necesitan mayor información al respecto, puede solicitar una primera sesión informativa en el Centro de Psicología Canvis de Barcelona. Disponemos de un equipo de psicólogos expertos que pueden ayudarle en su caso.
Referencias bibliográficas
Buddelmeyer, H., & Powdthavee, N. (2016). Can having internal locus of control insure against negative shocks? Journal of Economic Behavior & Organization, 122, 88-109. https://doi.org/10.1016/j.jebo.2015.11.014
Díaz – Benjumea, L. (2019). Abordaje psicoanalítico del trauma II. Aperturas Psicoanalíticas, (62), 1-3. https://aperturas.org/articulo.php?articulo=0001097
Gabay, R., Hameiri, B., Rubel-Lifschitz, T., & Nadler, A. (2020). The tendency for Interpersonal Victimhood: The Personality Construct and its Consequences. Personality and Individual Differences, 165. https://doi.org/10.1016/j.paid.2020.110134
Hernández, M. (2018). El victimismo, un nuevo estilo de vida. Intento de caracterización. Eikasia, 239-266.
Kaufman, S.B. (2020). Unraveling the Mindset of Victimhood: Focusing on grievances can be debilitating; social science points to a better way. Scientific American.
Zitek, E. M., Jordan, A. H., Monin, B., & Leach, F.R. (2010). victim Entilement to Behave Selfishly. Journal of Personality and Social Psychology, 98(2), 245-55. https://doi.org/10.1037/a001716

Psicóloga residente del centro de Psicología Canvis Graduada en Psicología- Universitat Ramón Llull-Blanquerna
Máster General Sanitario- Universidad Internacional de Valencia (VIU) Máster Clínico y de Psicoterapia Infanto-Juvenil- ISEP