Tratamiento trastornos alimenticios en el centro de psicología Canvis de Barcelona con psicólogos profesionales

Terapia psicológica para los trastornos alimenticios en Barcelona

Los trastornos alimenticios y de la ingestión de alimentos son enfermedades graves relacionadas la alteración persistente en la alimentación o en el comportamiento y conducta alimentaria marcada por una alteración en el consumo o absorción de los alimentos que causa un deterioro significativo afectando gravemente a nuestra salud física, emocional y psicosocial.

Las personas con trastornos alimenticios no son conscientes de sufrir una enfermedad y su motivación para el cambio es escasa o nula. Generalmente, son otras personas del entorno familiar o social quienes detectan patrones y comportamientos anómalos con respecto a la comida.

Los trastornos alimenticios son cada vez más frecuentes, especialmente en jóvenes de entre 12 y 24 años. Es la tercera enfermedad crónica con más prevalencia entre la población juvenil femenina.

Los tipos más frecuentes de trastorno de la conducta alimentaria son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por atracón y el trastorno por evitación/restricción de la ingesta.

Los psicólogos del centro de psicología Canvis de Barcelona realizamos terapia a personas con trastornos alimenticios cuando los síntomas se han iniciado 1 o 2 años antes de la consulta a Canvis, no más de 2 años de evolución. El tratamiento psicológico para los trastornos de alimentación es imprescindible explorar el origen del problema y la situación asociada al inicio de los síntomas y por otro lado permitirá reconducir y reajustar los hábitos alimenticios así como prevenir complicaciones derivadas de los mismos.

En el caso de que el equipo de Canvis valore que no es el lugar idóneo para ser tratado, le derivaremos al dispositivo sanitario que le pueda tratar de forma multidisciplinaria.

La motivación es el principal motor para la recuperación de cualquier trastorno y el diagnóstico precoz en los casos de trastornos alimenticios y de la ingesta de alimentos es fundamental para mejorar su pronóstico y prevenir su cronicidad.

El tratamiento psicológico de los TCA tiene una mayor efectividad y mejora notablemente cuando el diagnóstico se realiza en los 3 primeros años de la enfermedad.

Las personas que padecen trastornos alimenticios no son conscientes de estar enfermas, tienen creencias firmes y positivas de su enfermedad. La terapia permitirá reconocer el problema y sus consecuencias para así motivarse a cambiar.

El psicólogo o psicóloga que realiza el tratamiento del TCA tiene como objetivo lograr incrementar la motivación del paciente que generalmente acude al centro de psicología forzado por su entorno.

Durante las diferentes sesiones de la terapia para los trastornos alimenticios, el psicólogo o psicóloga trabajará la resistencia al cambio siempre desde un enfoque directivo pero no impositivo para reconocer y resolver las ambivalencias que producen los cambios.

Se trabajarán las actitudes, pensamientos y conductas que mantienen el trastorno alimenticio por ello, la terapia se realizará no sólo con el paciente sino también con las familias por separado y de forma grupal para ayudar a acompañar afectivamente en el camino de la recuperación.

Los síntomas relacionados con los trastornos de la conducta alimentaria varían en función del tipo de trastorno alimenticio aunque comparten ciertos síntomas cardinales cómo:

  • Preocupación persistente por la comida.
  • Preocupación excesiva por el peso.
  • Insatisfacción con la figura / imagen corporal.
  • Uso de medidas no saludables para controlar y/o reducir el peso corporal.
  • Valoración personal anormal, baja autoestima.

Existen una serie de señales de alerta tanto relacionados con la conducta y el comportamiento como señales somáticas (físicas), que pueden indicar la existencia de un trastorno alimenticio no diagnosticado.

Señales de alerta conductuales:

  • Cambios en los hábitos alimenticios: omitir comidas o poner excusas para no comer, adoptar dietas vegetarianas estrictas, centrarse excesivamente en la alimentación saludable, prepararse su propia comida en lugar de comer lo que los demás, comer a escondidas, comer cantidades excesivas, tomar suplementos dietéticos y/o laxantes, etc.
  • Dificultad para comer en lugares sociales.
  • Ir recurrentemente al baño durante las comidas.
  • Realizar ejercicio excesivo.
  • Alejarse de actividades sociales: aislamiento social.
  • Resistencia a pesarse.
  • Imagen corporal negativa o distorsionada.
  • Mirarse constantemente al espejo buscando defectos.
  • Preocuparse o quejarse de forma constante por engordar o sobre cómo bajar de peso.
  • Conductas engañosas o reservadas.
  • Depresión.
  • Abuso de sustancias.
  • Absentismo escolar o laboral.

Señales de alerta somáticas (físicas):

  • Freno del crecimiento.
  • Importantes fluctuaciones de peso.
  • Fatiga, debilidad física.
  • Mareos, desmayos.
  • Piel y uñas secas y quebradizas.
  • Estreñimiento o diarrea.
  • Susceptibilidad a fracturas.
  • Pérdida de esmalte dental y/o heridas / callosidades en los nudillos.
  • Retraso en la menarquia, amenorrea o alteraciones en la regularidad menstrual.

En la exploración psicopatológica con el paciente el psicólogo o psicóloga debe valorar los siguientes aspectos:

  • Grado de conciencia del trastorno alimenticio caracterizados por la negación de la enfermedad y aceptación de la misma.
  • Alteraciones del pensamiento (variaciones cognitivas).
  • Distorsión de la imagen corporal.
  • Manifestación de ansiedad y angustia, crisis de pánico, fobias así como trastorno obsesivo-compulsivo.
  • Alteraciones del estado del ánimo.
  • Observaciones complementarias y conductas asociadas a los trastornos alimenticios.

La evaluación psicológica permite valorar las características de la personalidad, confirmar el diagnóstico y ayuda a establecer un pronóstico sobre la posible evolución de cada caso así como las reevaluaciones periódicas.

Algunos de los cuestionarios utilizados por los psicólogos y psicólogas del centro de psicología Canvis de Barcelona, son:

    • ABOS (Anoretic Behavior Observation Scale for Parents): permite recopilar información de los padres de pacientes.También puede emplearse para la detección precoz de los trastornos alimenticios.
    • EAT (Eating Attitudes Test): permite confirmar el diagnóstico, salvo en aquellos casos que niegan toda sintomatología.
    • EDI I y II (Eating Disorder Inventory). Sirve para evaluar los rasgos psicológicos y de comportamiento comunes a los trastornos alimenticios de la anorexia y la bulimia.
    • BITE (Self rate Scale for Bulimia). Permite identificar síntomas bulímicos.
    • COOPER  Cuestionario de cogniciones asociadas a la silueta corporal (Body Sha-pe Questionnaire)

Para los psicólogos y psicólogas de Canvis, es importante e imprescindible evaluar y trabajar con la familia para establecer un vínculo de apoyo firme y seguro, afianzar las alianzas familiares y establecer modelos de comunicación que impida la perpetuación de la conducta alimentaria patológica.

No existen datos concluyentes que especifiquen las causas de un trastorno alimenticio pero existen diversos factores que los desencadenan.

Los trastornos alimenticios pueden afectar a niños, niñas, mujeres jóvenes y, cada vez más, a adultos. Se consideran graves porque tienen consecuencias físicas, pero también psicológicas y sociales.

Algunas causas de los diferentes tipos de TCA son:

  • Presión socio-cultural sobre el peso y comparación social por insatisfacción corporal.
  • La influencia de los medios de comunicación que imponen y valorizan la figura de la delgadez y estigmatizan la obesidad.
  • Influencia de las relaciones interpersonales.
  • Personalidad y carácter: las personas con trastornos alimentarios tiende a compartir rasgos similares de personalidad y comportamiento como: baja autoestima, perfeccionismo, búsqueda constante de aprobación y dependencia.
  • Acoso y burlas por delgadez u obesidad en el entorno escolar, social o familiar.

Aunque no se han concluido las investigaciones en cuanto a los factores de riesgo que inciden en la posibilidad de sufrir un trastorno alimenticio algunos de ellos son:

  • Antecedentes familiares: los factores genéticos pueden aumentar la posibilidad de padecer algún trastorno alimenticio si existen familiares de primer grado que lo hayan padecido.
  • Trastornos mentales en la familia: estrés, ansiedad, depresión, comportamientos obsesivo-compulsivos, dificultad para regular las emociones, etc.

Las complicaciones médicas de los trastornos de conducta alimentaria pueden afectar a la mayoría de los órganos del cuerpo siendo la anorexia nerviosa la que presenta un mayor abanico de complicaciones de forma frecuente.

Complicaciones físicas frecuentes de los TCA:

  • Problemas  cardiovasculares  y gastrointestinales.
  • Deterioro del  sistema inmune,  disfunciones cognitivas  y cerebrales.
  • Disminución del volumen cerebral.
  • Complicaciones músculo-esqueléticas tales como debilidad y pérdida de fuerza, osteopenia y osteoporosis.
  • Problemas del sistema reproductivo.

Complicaciones psicológicas de los TCA:

  • Aislamiento social
  • Conflictos familiares
  • Dificultades para fortalecer la autonomía, auto concepto y/o autoestima.
  • Depresión.
  • Trastornos de ansiedad
  • Trastorno obsesivo-compulsivo.
  • Autoagresiones y abuso de sustancias.

La prevención es fundamental para evitar cualquier tipo de trastorno, en los casos de los trastornos alimenticios algunas pautas de prevención son:

  • Mantener hábitos saludables desde la infancia: horarios de comida, número de comidas, no saltarse comidas, no picotear entre horas.
  • La dieta debe ser sana, equilibrada y variada que incluya todos los alimentos necesarios limitando comidas poco saludables.
  • Fomentar una autoestima sana desde la primera infancia.
  • Educación emocional para aprender a manejar y afrontar las emociones y el estrés.
  • Establecer una buena comunicación en el ámbito familiar que aporte seguridad y comprensión.
  • Practicar ejercicio con regularidad.
  • Facilitar las relaciones sociales desde la infancia.
  • Desarrollar una actitud crítica frente a la información ofrecida en los medios de comunicación (educación sobre los medios).
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