Para poder explicar bien las controversias y la dinámica de la noción de la enfermedad mental, querría presentar un experimento llevado a cabo en los años 70 del siglo XX por David Rosenhan en las instituciones psiquiátricas.

 

El experimento consistió en dos partes:

  1. 8 hombres mentalmente sanos fueron de incógnito a las instituciones psiquiátricas, se quejaron de escuchar voces y pedían ser ingresados. Sin embargo, enseguida “abandonaron” sus síntomas y empezaron a portarse como mentalmente sanos.

A la mayoría les mantuvieron ingresados una media de 19 días y al darles el alta, les diagnosticaron esquizofrenia paranoide en remisión. Una de las quejas que tenían los experimentadores contra la definición de la salud mental de la época– se percibía la enfermedad mental como una condición irreversible, casi como un rasgo de la personalidad, una etiqueta para toda la vida.

  1. Rosenhan presentó los resultados al hospital psiquiátrico y advirtió que iba a mandar más gente de incógnito más adelante. Retó al personal médico para encontrarla.  Encontraron 40 personas. Rosenhan no mandó a nadie.

Rosenhan concluyó que la forma de diagnosticar a los pacientes depende más bien de su situación que de su condición mental. Decir que una vez has escuchado voces vale más que semanas de un comportamiento normal.

El experimento fue muy criticado pero dio inicio a una serie de preguntas:

  1. ¿Cómo definir, diagnosticar y clasificar enfermedades mentales?
  2. En qué punto el triste empieza a ser deprimido? ¿el raro – obsesivo compulsivo? ¿energético – hiperactivo?
  3. ¿Cuáles son las ventajas y riesgos de poner etiquetas diagnósticas?

Ése es el papel de la psicología: clasificar los trastornos mentales y hablar de sus causas biológicas y sociales. Y la escala del problema no es pequeña.

  • La WHO (Organización Mundial de la Salud) en el año 2010 afirmó que 450 millones de personas en todo el mundo sufren de enfermedades mentales o de comportamiento. Sin embargo, cuando dicen enfermedades mentales, la mayoría de la gente piensa en los casos extremos sacados de las películas de Hollywood. Esta imagen que tiene la gente es parte del problema al que se enfrenta nuestra sociedad: el estigma destructivo relacionado con enfermedades mentales.
  • Entonces ¿qué significa realmente el término “enfermedad mental”?

Según la definición contemporánea, el trastorno mental es entendido por: Anormales, angustiantes y disfuncionales esquemas de pensamiento, sentimiento o comportamiento.

¿Qué quieren decir las palabras clave?

Anormal: diferente de la mayoría de la gente en el mismo contexto cultural. Obviamente lo que es anormal, cambia según el contexto. Por ejemplo, en una situación de guerra,  matar es un comportamiento normal, mientras que en situación de la paz, el asesinato es un comportamiento anormal. En algunos contextos, hablar con los antepasados, puede ser normal, mientras que hablar con ellos en un bar, se considera un comportamiento anormal.

Sin embargo, para que se llame un trastorno, la situación tiene que crear a la persona o a la gente alrededor angustia o inquietud; que es una sensación subjetiva de que algo está verdaderamente mal.

La disfunción significa, que la habilidad de la persona para trabajar y vivir es claramente, y a menudo mediblemente, perjudicada.

  • Esta definición de hoy en día es una forma de entender el trastorno mental que tardamos muchos siglos en establecer. A través del acercamiento biopsicosocial donde todo lo psicológico es simultáneamente biológico. Este modelo percibe el trastorno mental desde la perspectiva holística: puede ser causa de factores psicológicos (traumas, estrés), factores biológicos (genes, evolución, estructura del cerebro) y socio-culturales (roles, expectativas).
  • A los trastornos mentales necesitamos estandarizarlos y medirlos. Para eso tenemos un manual que nos enseña cómo hacerlo. Aunque también tiene sus fallos y controversias. Se llama: American Psychiatric Association´s Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders DSM-V, en su quinta edición desde el año 2013. Cada nueva edición incluye cambios basados en las novedades de la investigación y en nuestra comprensión de los trastornos a través de la cultura. Por ejemplo, las primeras 2 ediciones consideraban homosexualismo como una enfermedad mental.

Aun así siguen los debates sobre el mal uso de las etiquetas que solo hacen a los pacientes más vulnerables y preconcebidos a como los demás les van a tratar. Hay escuelas de pensamiento, aunque en las épocas anteriores consideradas radicales, que sugieren que la psicología clínica occidental y la psiquiatría existen solamente para patologizar a la non-conformidad social y para mantener a la gente dentro de las normas sociales. Esta parece ser una perspectiva importante para considerar, dado que es cierto que el diagnóstico puede ser usado como un arma de doble filo. Hoy en día cada vez más psicólogos y psiquiatras tienen este punto de vista en cuenta y le dedican cada vez más trabajo.

  • Para terminar, vale la pena acordarse de que las definiciones son muy poderosas y que las cosas se pueden complicar mucho en el mundo de la salud mental.

 

Aleksandra Misiolek

 

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=wuhJ-GkRRQc&list=PL8dPuuaLjXtOPRKzVLY0jJY-uHOH9KVU6&index=28