“Al Revés” es una película sobre las emociones calificada por algunos críticos como obra maestra. La película tiene grandes dosis de humor y es a su vez una clase magistral sobre el papel de las emociones humanas fundamentales, la creación de la personalidad y el funcionamiento de los recuerdos. ¿Pero es una película para niños o para todos los públicos?

La película nos quiere llevar a la conclusión de que las emociones que creemos que son negativas, como es el miedo, la ira, el asco o la tristeza, realmente no lo son, sino que forman parte de unas repuestas vitales ante las circunstancias desagradables de la vida y son igual de sanas y necesarias como las emociones positivas como la alegría. Esta parte de la película está muy bien elaborada y es una idea que no sólo los niños deben de aprender, sino también los adultos.

Las aventuras de las emociones que luchan por ayudar a la protagonista, Riley, a mantener una vida emocionalmente sana y equilibrada, tienen lugar en unos rincones de la mente de la niña; como la memoria a largo plazo, Imaginalandia, el Tren de pensamiento, la Fabrica de los sueños o el Inconsciente; enseñándonos así poco a poco las complejidades y los elementos cruciales de la mente humana, o mejor dicho, de una niña. Tal vez faltan partes de la mente adulta para que sea igual de entretenida para otros públicos.

No obstante, la película parece tener unas partes que podrían ser mejoradas. Alegría es una chica guapa y delgada, mientras que Tristeza es gordita y bajita. Si los autores pretendían mostrar que las dos emociones son igual de importantes, tal vez no deberían hacer esta distinción en el aspecto tan estereotípica. Por otro lado, parece que se le da demasiado protagonismo a Alegría y Tristeza, como si ellas fueran más importantes que las demás emociones – Ira, Angustia y Asco. Por último, el Inconsciente de Riley se muestra como un lugar en el que habitan los miedos, lo cual es una forma muy simplista de mostrarlo.

Como todas las películas de Disney, esta también nos intenta transmitir una moraleja: la inocencia y la felicidad de la infancia no pueden durar siempre y esto forma parte de la vida. Parece que vivimos persiguiendo la felicidad y añorando los años de la juventud despreocupada en lugar de aceptar que en la vida también necesitamos la tristeza o el miedo para ser sanos.

 

Aleksandra Misiolek