Hoy es el cuarto día de los disturbios ocurridos en el barrio de Gràcia, en Barcelona, y parece que cada vez va a más: igual que en Can Vies hace un tiempo, un grupo de jóvenes muestra su desacuerdo con las decisiones políticas establecidas y con la forma de llevarlas a cabo, usando la violencia (en ambos bandos).

Más allá de la “razón” o “equivocación” que tenga uno u otro bando, en estos momentos, delante de esta situación tan intensa a nivel emocional, parece que ambos olvidan su condición de humanos, y entran en una lucha física unos contra otros, con todas las repercusiones que esto conlleva (y que vamos escuchando por diferentes fuentes).

Parece que, para defender unos fines humanos, ambos lados deciden olvidar la humanidad que tienen para lograr tal fin. No importa que quien esté delante sea una persona; pasa a ser el «enemigo», contra quien «debo luchar» como sea necesario (lanzando botellas de cristal o pelotas de goma). Luego aparecen los argumentos con los que intentan sustentar sus posturas: «es mi trabajo, cumplo órdenes» por parte de unos, y «es el único modo de que nos hagan caso» por parte de otros. Mi pregunta es, ¿realmente se lo creen o necesitan creérselo?

¿Justifica el fin los medios que utilizan ambos bandos?

Aleix