Ayer fue día de elecciones en España y, por vez primera, el bipartidismo empezó a diluirse. La fuerza política pasó de 2 a 4 partidos (aunque con diferencias importantes en el número de diputados). ¿Qué ha pasado? ¿Cómo lo han hecho otros partidos para aparecer?

Lejos de intentar ser un análisis político, vamos a centrarnos en el funcionamiento humano: como muchos podemos notar, estamos en una época de cambios, donde lo que antes parecía seguro ahora ya no lo es, y lo estable se vuelve inestable. Delante de este tipo de contextos, donde sentimos que nuestra zona de confort va desapareciendo, es cuando hay más probabilidades de que aparezcan los cambios: cuando la inestabilidad empieza a aparecer, estamos acostumbrados a intentar aferrarnos a todo aquello que sentimos seguro, procurando alejarnos del cambio. Pero, cuando la situación se vuelve cada vez más insostenible, es cuando van apareciendo más personas dispuestas a arriesgar: el miedo a hacerlo va desapareciendo, pues cada vez hay menos a perder.

Por todo esto, podemos considerar que estos últimos años han sido una buena oportunidad para la aparición de nuevos partidos políticos que han visto, de una situación inestable, la oportunidad de liderar una nueva dirección. Bajo la idea del “cambio” como motor de su partido, han intentado mostrar a los ciudadanos que hay otras direcciones a seguir que nos pueden devolver parte de esa seguridad que hemos ido perdiendo, y que ellos conocen la ruta para seguirlos.

Ayer el momento de mostrar nuevos caminos y oportunidades para el cambio terminó, y ahora aparece una nueva fase por la que tendrán que pasar si quieren seguir teniendo poder e influencia política: ahora les toca cumplir con sus promesas, lo cual sí que podría considerarse como un verdadero cambio.

Aleix Comas